Orhan Pamuk: «Siento que es mi obligación como escritor entender a todo el mundo»


El premio Nobel de literatura Orhan Pamuk ha concedido una rueda de prensa via telemática para los medios de habla hispana con motivo de la publicación de su novela Las noches de la peste. Hemos tenido ocasión de hablar con él, que se encontraba en Estambul, ante la maravillosa vista del estrecho del Bósforo que se ve desde su despacho y que nos ha mostrado a través de la cámara de su ordenador.

Curiosamente, una verdadera epidemia se ha cruzado en su camino (y en el de todos) mientras estaba escribiendo esta novela. «Lo que hice fue reducir las escenas de la cuarentenas, porque después de la pandemia todo el mundo sabe lo que son. Me sentí un poco celoso de la realidad porque de repente el mundo privado de mi novela se había hecho público. Realmente el libro en sí no cambió mucho porque al final tienes que tratar el tema o saltártelo completamente, ya que la humanidad se estaba comportando exactamente igual».

thumb_320 (1)Ante nuestra pregunta de que cómo valora las resistencias a los métodos sanitarios para frenar la actual pandemia en un Occidente que se considera avanzado y civilizado, en comparación a como se comportan los personajes de su novela, ha declarado: «Es una pregunta muy importante y encantadora para mi. Mira, yo siento que es mi obligación como escritor entender a todo el mundo. Es lo más atractivo de ser escritor. Intento entender a los terroristas, a los fundamentalistas, como por ejemplo en mi libro Nieve. Esto no significa evidentemente que esté de acuerdo con ellos, pero creo que es mi obligación entender y explicar. La empatia es entender a gente que no es como tú, a gente con otras historias, de otras procedencias, de otras etnias. Para mí es tremendamente atractivo el hecho de adentrarme en temas o en situaciones distintas a mí. Seguramente por eso escribo novelas y esta es una pregunta drástica y clave para mí porque realmente no puedo entender a esas personas que ofrecen esta resistencia. Si escribo una novela sobre alguien que está en contra todas las medidas la verdad es que no tendría pistas, no sabría como adentrarme en este tema. He conocido médicos en Estados Unidos que estaban a favor de las vacunas y de las cuarentenas pero que votaban a Trump. No sé, hay cosas realmente curiosas porque ha habido muchas personas que han discrepado con las medidas que se han adoptado. Creo que necesitaría la ayuda de antropólogos para poder entender por qué. Si alguien me forzara a escribir una novela entendiendo exactamente la psicología de estas personas sería difícil.  Si lo comparo con la novela Nieve e intento hacer lo mismo con las personas que no se han vacunado, la gente diría: «Ah, Pamuk es uno de ellos» Y no es así. Luego me tendría que justificar y decir que yo sí me he vacunado. Insisto, la verdad es que he hecho muchos esfuerzos para entender a la gente que no se ha vacunado. No me siento orgulloso. Es como un punto débil, porque la clave de un escritor debe ser la empatía, no decir no lo entiendo. Es tonto decir no entiendo, aunque me gustaría entender. Escribir novelas es adentrarse precisamente en esa comprensión y por eso tengo que entender la mentalidad de esas personas y escribir de manera que un personaje que se niega a vacunarse -y que por tanto expande la pandemia- puede ser una buena persona, una persona agradable como amigo o como familia. Son las paradojas de ser un escritor. Encontrar un personaje incomprensible y hacerlo comprensible, pero no olvidemos que entonces igual hay lectores que entonces dicen: «Ah, Pamuk también se niega a ser vacunado». No, por supuesto que no. De hecho me pusieron las dos vacunas con Sinovak y después el gobierno dijo que Sinovak no era aceptada en Europa. Al final me vacunaron cinco veces con las vacunas legales en un sitio y en otro y estoy encantado».

Para mí es tremendamente atractivo el hecho de adentrarme en temas o en situaciones distintas a mi.

En Las noches de la peste el autor a elegido a una mujer para contar la historia. «A medida que me hago mayor es una decisión ética que yo me impongo porque quiero ver el mundo a través de ojos de narradoras femeninas . Quiero la voz femenina en mis novelas».

Sobre la idea de que los autores dejan de escribir o bajan la calidad de su obra después de recibir el premio Nobel, pero que en su caso parece no ser así, ha respondido que: «creo que todo eso es un cliché. Quizás porque tenía cincuenta y cuatro años y era relativamente joven, para mí el Nobel no fue ningún castigo. Me hizo muy feliz y me hizo trabajar más duramente».

El autor ha sido denunciado ante las autoridades turcas por el contenido de esta novela, a lo que Pamuk responde: «No tengo miedo, tal vez porque estoy en una situación privilegiada y porque este ataque no tiene ningún tipo de fundamento. En los últimos años el gobierno ha acabado con la libertad de expresión y los que están en peligro no son los autores de ficción, son los periodistas valientes; algunos amigos míos. Creo que no hay democracia sin libertad de expresión, y en Turquía no hay libertad de expresion».