Elia Barceló: «Todo el mundo es protagonista de su propia vida»


Elia Barceló, que se encuentra en plena gira de presentación de su novela, Muerte en Santa Rita, nos visita para hablarnos sobre ella.

Me ha llamado la atención la calificación de la novela como noir mediterráneo.

Le di un par de vueltas a la etiqueta. Sé que las etiquetas, hoy en día, son muy importantes para que los libreros o bibliotecarios tengan una idea de dónde colocar un libro, y los lectores puedan encontrar el tipo de historia que les apetece en cada momento. Para mí está claro que es una novela con crimen (no digo “de crímenes”), tipo novela enigma, pero con más cosas y más profundización en los personajes de lo que suele ser habitual. El lugar donde sucede es fundamental, tan importante que es casi el protagonista, de modo que al final me decidí por “noir”, pero mediterráneo. Aunque sea casi un oxímoron, una novela negra con muchos colores (y sabores, y perfumes…)

Un personaje dice: «a partir de cierta edad una mujer solo puede ser invisible o excéntrica, ¿no está cambiando eso?

Muy poco a poco. Es difícil seguir siendo una mujer, sin más, a partir de cierta edad, porque la sociedad tiene sus ideas preconcebidas y, como pasa con los libros, te etiquetan y ya casi no puedes salir de ahí. O te pones el mundo por montera, te vistes como quieres y haces lo que te dé la gana (con el riesgo de que te tachen de loca), o te resignas a vestir “adecuadamente” y a tener el comportamiento que se espera de una mujer de tu edad (y entonces nadie cuenta contigo para nada fuera de tu familia y tu círculo de amistades). Con novelas como esta, yo trato de poner mi granito de arena para ayudar a ese cambio que sí existe, pero no va todo lo deprisa que yo querría.

Parece que se publican cada vez más novelas con protagonistas de edad avanzada, y en muchos casos mujeres., ¿crees que el hecho de que cada vez haya más mujeres escritoras (que además van cumpliendo años) influye?

image001Claro. Las mujeres nos hemos hecho un hueco (cada vez más grande y sólido) en el mundo literario y es natural que hablemos de nosotras, de mujeres como nosotras, de temas y problemas que los hombres siempre habían dejado de lado porque para ellos no eran importantes. No hay más que ver que, tanto en novelas como en películas, las protagonistas siempre son jóvenes y casi siempre guapas, porque eso es lo que los hombres quieren ver. Las novelas clásicas con protagonistas femeninas: La Regenta, Anna Karenina, Madame Bovary… son siempre mujeres jóvenes y el conflicto está basado en el sexo, en su atractivo sexual. Ese es el punto de vista masculino. Un viejo que desea a una niña -Lolita- es alta literatura. Si en la misma época una mujer se hubiese atrevido a poner a una vieja enamorada de un adolescente… nadie se lo habría publicado. Ahora las mujeres hablamos de nosotras en todos los momentos de nuestra vida: hay vida antes de la menarquia y también después de la menopausia.

El personaje de «anciana cotilla», como la señorita Marple, sí existía pero parecía que las mujeres más mayores sólo podían ser testigos (o investigadoras) de lo que ocurría, pero que a ella no les pasaba ya nada directamente. En esta novela tenemos una protagonista de noventa años…

Es lo que decía antes: esa manía de que lo único que es narrable y tiene valor en la vida de una mujer es lo que le sucede mientras puede procrear. Antes es niña y a nadie le importa lo que le pase (a casi ningún escritor varón se le ha pasado por la cabeza hablar de niñas en una novela generalista; si sale una persona de pocos años siempre es niño). Después es vieja y a los escritores hombres tampoco les interesan sus problemas. Si ponen un personaje femenino de edad avanzada siempre es una dulce abuela o una loca. Parece que no se dan cuenta de que todo el mundo es protagonista de su propia vida (aunque haya vidas más narrables que otras) y que hasta que te mueres te siguen pasando cosas. Además, cuantos más años has vivido, más experiencias tienes, más historias, secretos, cosas que contar… Miss Marple (he releído una de las novelas en las que aparece hace apenas unas semanas) es producto de una escritora que, posiblemente por la sociedad y la época que le tocó vivir, es profundamente machista, aunque parece que nadie se ha dado bien cuenta, y ella también piensa que su vida no es interesante. Lo único que le interesa en Miss Marple son los casos en los que se ve envuelta. También hay que decir que, en general, los personajes de Christie son muy planos, nunca se profundiza en su personalidad y tenemos que creernos lo que el narrador dice de ellos.

De nuevo, como en La noche de plata, hay una inspectora al mando de la investigación, ¿no ha sido casualidad?

No, claro que no. Es, primero, una simple constatación de la realidad: cada vez hay más mujeres en todas partes, policía incluída, y luego, también, que quería que la novela se sustentara en personajes femeninos, en vidas de mujeres muy distintas. Por supuesto, también hay hombres, y el excomisario Robles es un gran ejemplo, pero él ya está jubilado y quien está al mando es Lola Galindo, una mujer de cuarenta y dos años.