Nos acompaña Marto Pariente, ganador del premio Novelpol 2020 con su novela La cordura del idiota.
Solemos comenzar nuestras entrevistas preguntando al invitado si escribe desde siempre o es un escritor de vocación más tardía.
Tardía. Llevaré escribiendo en serio…, diez años más o menos. En serio incluye un par de borradores de ciencia ficción que no creo que jamás vean la luz. Lo tomo como parte de mi aprendizaje. Lector desde siempre. Un día te preguntas: ¿Y por qué no? Y cuando te quieres dar cuenta, los compañeros de trabajo pasan de llamarte lunático a decirte escritor.
¿Crees que las redes sociales ayudan al escritor novel o, por el contrario, genera tanto «ruido» que dificulta darse a conocer?
Ayudan sin lugar a dudas. Es cierto que hay mucha oferta y que ésta tiene sus detractores. Yo no estoy de acuerdo. Hay obras buenas, menos buenas y malas. Es un escaparate donde un escritor novel puede abrirse paso si la novela lo merece. Es más, uno puede llegar a pensar que al existir tantos autores con acceso al gran público, la competencia será feroz. Nada más lejos de la realidad, muchos compañeros de letras te echan una mano cuando lo necesitas y es muy normal ver a escritores dando publicidad a obras de otros compañeros.
¿Qué opinas de la autopublicación?
Es una opción más que valida. De hecho, yo empecé autopublicando. No encontraba editorial, me animaron desde casa y cuando me quise dar cuenta, comenzaron a llegar opiniones positivas de la novela. A mí me abrió puertas.
¿De verdad se lee tan poco en este país?
No tengo los datos. Me imagino que no andaremos muy lejos de otros países. De cualquier manera, es verdad que con la oferta audiovisual, películas, series y videojuegos, las personas cada vez leen menos. No lo sé, si os digo la verdad. Yo conozco mucha gente que lee. No la suficiente, eso seguro.
Tus dos primeras novelas publicadas, Una bala para Riley y La cordura del idiota son thrillers, ¿ha sido casualidad o tenías muy claro que lo tuyo es escribir novela negra?
Es un género en el que me encuentro muy cómodo, la verdad. Dicen que uno escribe lo que le gustaría leer. Ya he comentado que comencé con ciencia ficción y no descarto, en un futuro, escribir terror. Son tres géneros que me apasionan. De momento sigo con serrín en las botas y olor a pólvora en la solapa.
La cordura del idiota, tu último trabajo publicado, se ha hecho con el premio Novelpol 2020, ¿qué ha significado este galardón?
Una inyección de ánimo. Ser finalista ya supuso toda una sorpresa, un premio en sí mismo. Compartir final con Susana Hernández, Susana Rodríguez, Rosa Ribas, Carlos Bassas y Claudio Cerdán… Vértigo es la palabra apropiada. Un sueño hecho realidad.
Debo confesar que aún me sorprende que un género urbano por excelencia como el thriller, haya dado «el salto al campo», dando lugar a su propio subgénero, el country noir . Las diferencias podrían resultar obvias, pero ¿qué puntos en común encuentras entre la típica novela negra urbana y el rural noir?
Los códigos, el mensaje que se le transmite al lector, es el mismo. Las circunstancias, el ambiente, el telón de fondo es diferente. El lector de novela negra reconoce personajes y situaciones, que por otro lado como amantes del género, desea encontrarse, pero lo hace en espacios abiertos; ojo, no por ello menos sórdidos y angustiosos. De cualquier manera, el principal punto en común es el lector. Ahí está la vara de medir. (Vara de avellano en este caso concreto)
Toni Trinidad, el protagonista, es un policía un poco peculiar…
Decirle un poco peculiar es quedarse corto con el bueno de Toni. Una vuelta de tuerca al arquetipo de protagonista al que estamos acostumbrados. Ve sangre y se desmaya, consume tele realidad del mundillo del corazón, habla solo, acapara baratijas de publicidad allá donde pisa y bueno…, no es un dechado de moralidad. En fin…
Estados Unidos es la cuna del thriller, y todos tenemos en la mente al detective clásico del género que sobre el papel puede parecer muy alejado de un policía de un pueblecito de Guadalajara, pero ¿qué hay de parecido entre ellos? Si es que se parecen el algo.
Claro, en su código ético. No digo que sea bueno o malo, esto que cada uno lo juzgue como buenamente pueda. Pero una característica común es que tienen sus propias reglas. En el caso de Toni, nadie pone en peligro a su familia, el que lo haga que se atenga a las consecuencias.
Aparte de la promoción de esta novela, La cordura del idiota, ¿tienes algún otro proyecto?
Tengo hecho el andamiaje de la siguiente novela. Guión de continuidad y escaleta. Llevo escribiendo desde que comenzó el Estado de Alarma y el confinamiento domiciliario. A sorbos cortos. Una historia sobre la búsqueda de redención, una historia donde la memoria de los personajes tiene zonas blandas donde enterrar los recuerdos.