Alejandro Palomas: «El éxito es saber que haces las cosas bien»


Tenemos un invitado muy especial para comenzar esta nueva temporada, Alejandro Palomas, premio Nadal 2018 por su novela Un amor

¿Escribir es una terapia? ¿Qué significa el psicoanálisis en tu obra?

No. Yo creo que no. Creo que escribir no debería ser nunca una terapia. Escribir debería ser el resultado de una buena terapia. Es decir, la terapia debe ser previa a la escritura; y la escritura deber ser la capacidad de compartir las conclusiones de tu terapia. No puedes hacer terapia con tu ficción eso es un poco estafar, creo yo. La terapia la debes hacer con tu terapeuta. No puedes utilizar a tu lector como terapeuta y encima exigirle que te pague por eso. El psicoanálisis en mi obra… Quizá tengo una visión muy psicoanalítica de lo que es la ficción, el proceso de crear la ficción. Utilizo muy pocos personajes en mis novelas e indago mucho en ellos y quiero que ellos también indaguen. No solamente cada uno en sí mismo, sino en los demás. Quizás es una escritura que tiene rasgos muy psicoanalíticos. Nunca tengo suficiente con una novela por ejemplo, porque siempre busco más. Me gusta ahondar mucho en las causas, en los motivos de por qué los personajes son como son en ese momento. ¿Qué los ha hecho así? ¿De dónde viene? Son personajes… que son muy encarnados y para eso tienen que ser la suma de todas los personajes que han sido antes hasta llegar aquí.

¿Qué ha aportado a tu escritura traducir obras de grandes autores?

Ha aportado muchas cosas. Por una parte, las cosas que funcionan y por otra parte las cosas que no van conmigo y que no funcionan. Me ha ayudado a saber en qué campo juego, en lo que mide una página. Sí, exactamente en eso, en las dimensiones de lo que es una novela. Es importante saber eso cuando tienes que escribir, porque es el marco en el que te vas a mover. Me han enseñado a huir de la artificiosidad, siempre que se puede. Tanto porque lo he visto en ellos, como porque he visto que no lo hacían. Me han ayudado a los noes y a los síes, sobre todo. He visto en ellos cosas que me gustaban mucho y cosas que no me gustaban nada, y que me parecen un error.

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Has escrito también novela juvenil, ¿cómo crees que se debería incentivar a los jóvenes para que lean más?

Esa es la pregunta del siglo. No lo sé. Yo creo que escribiendo novelas que no son para jóvenes. Escribiendo novelas. Yo no escribo novelas para jóvenes. Yo he escrito novelas… He escrito una novela que ha caído en esa franja de lectores, pero yo nunca he escrito novela juvenil; con lo cual no sé exactamente lo que hace leer a un joven o no. El secreto es escribir buenas novelas. No esperando y no escribiendo para franjas de edad creadas por la industria. Un joven con curiosidad leerá lo que llegue a sus manos y luego él o ella irá descubriendo lo que quiera descubrir. Pasa lo mismo con los niños. Hay mucha oferta, con lo cual la capacidad de curiosidad de los niños está más que satisfecha. No creo que hay mucho más que hacer aparte de fomentar la lectura desde las bibliotecas y los colegios. Hay poco más.

Después de la trilogía Una madre, Un perro y Un amor, ¿te apetece seguir escribiendo sobre estos personajes?

Sí, me apetece seguir escribiendo porque creo que no son simplemente tres libros, no es simplemente una trilogía, sino son las tres piezas de un rompecabezas mayor. Y eso lleva a escribir más. Más partes. Estoy escribiendo piezas. Estoy componiendo piezas. Y necesito tener más piezas para llegar a entender y para poder oír la sinfonía completa. Con lo cual sí, habrá más.

Mucha gente considera a los animales son parte de la familia y éstos tienen un sitio en tu obra, ¿qué significan para tí?

En mi caso he tenido una relación maravillosa con un perro, Rulfo, que ha muerto hace poco tiempo. Ahora intento mantener una relación igual de intensa con su ausencia e igual de constructiva. Te puedo hablar de mi caso particular. En mi caso particular el animal, bueno, los animales han sido mi familia. Rulfo ha sido mi familia. Ha sido mi hermano, ha sido mi hijo, ha sido mi amigo… Ha sido mil cosas. Todo lo que he vertido sobre él y todo aquello que he querido reflejar en él. No sé, todo lo que diga sobre los animales se queda pequeño. No hay un discurso que abarque todo lo importante que son los animales en mi vida.

¿Qué ha supuesto el premio Nadal, condecido a tu novela Un amor?

El premio Nadal ha supuesto muchas cosas. Tanto a novel personal como nivel profesional. A nivel profesional mayor visibilidad. Básicamente la visibilidad, no me ha dado más seguridad. Como escritor, en la labor de escritor, no me ha dado nada. Pero sí me ha dado repercusión en lo que hago. Me ha dado satisfacción a nivel personal, por supuesto Me ha dado satisfacción, sobre todo. Tampoco me ha cambiado la vida. Los premios no cambian la vida de nadie, creo. Los premios son como un hito en el camino, como una luz en el camino que se enciende de pronto y te señala que el camino que estás haciendo es el correcto, o hasta el momento es el correcto. Que no te has equivocado.

Has declarado en alguna ocasión que empatizas mucho con los autores que no logran publicar ¿Algún consejo para ellos?

El consejo sería que escribir y publicar no son lo mismo. Que si eres escritor, tu labor es escribir. Si te gusta escribir, escribe. Publicar es otra liga distinta. Y para publicar hay  que tener una piel muy gruesa. Publicar no siempre significa triunfar. La publicación no significa éxito. El éxito es algo más personal. El éxito es saber que haces las cosas bien, saber que escribes bien, que te gusta lo que haces, que sabes comunicar. Es saber que lo que estás haciendo es lo que realmente quieres hacer. Publicar es algo extraordinario. No significa la solución a tus problemas como escritor. Eso les diría. Publicar llega cuando tiene que llegar. Hay que lucharlo si lo quieres, pero antes está encontrar tu voz, saber que realmente estás escribiendo lo que quieres escribir. Y tener seguridad en eso.