Hoy tenemos el placer de entrevistar a Jordi Ledesma, uno de los autores españoles de novela negra más reputados, ganador del V Premio de novela Pata Negra y del Premio Novelpol en 2017. Acaba de publicar su cuarta novela, La noche sin memoria.
La primera pregunta es obligada, ¿desde cuándo sientes la necesidad de escribir?
Más que de necesidad, hablaría de inquietud por probar a narrar mis propias historias. Es algo que ha habitado en mí desde que era niño y que mantuve a lo largo de toda mi adolescencia y primera juventud, siempre con rachas de mayor o menor predisposición y tiempo, dependiendo de la época. A escribir con ilusión y algo de aspiración por publicar, no lo hice hasta que me senté a escribir la que fue mi primera novela; antes de ella había llevado acabo algún intento.
Tus novelas pertenecen al género negro ¿Cómo ves el panorama noir en España? ¿Crees que le perjudica la moda de la novela negra nórdica o hay espacio para todos?
No nos perjudica, al contrario. Opino que el auge nos da una visibilidad que no tendríamos. El logro sería que los lectores del sector más comercial del género se lanzaran a probar con los títulos que ofrecen los sellos independientes, que para mí son tendencia ahora mismo. Lo del espacio, en el sector editorial, responde a una cuestión económica; cuanto más dinero inviertes más espacio copas en los diferentes escaparates y canales exhibidores, muchos creados a razón del auge de la etiqueta. En ese caso, el logro será combatir con calidad literaria y originalidad de contenido. Y creo que es lo que están haciendo algunos autores desde editoriales pequeñas.
2017 fue un gran año para ti, siendo Lo que nos queda de la muerte la novela negra más premiada del año. ¿Ayudan estos premios a darte visibilidad?
Sí, lo hacen, y mucho, claro. Repercute en esos círculos y consigue que muchos lectores del género muestren interés por lo que haces y se obligue por lo menos a probar; te permite seguir hablando de tu libro y colgar la foto en Facebook. El reconocimiento también es positivo, sobre todo para el ego, pero hay que saber gestionar lo que pasa después y entender la realidad. A mí me gusta apelar a una reflexión de David Llorente, que asegura que un premio no puede mejorar una novela, menos una que ya está escrita, pero sí puede arruinar a un escritor.
Está claro que tienes el favor de la crítica, cosa harto difícil, ¿crees que lo tienes del público?
Creo que tengo el de mis lectores, el de aquellos que me siguen y les gusta lo que hago, y que son ellos quienes extienden la red y me hacen ganar nuevos lectores. Son los lectores los que hacen que los libreros se interesen en colocarte bien. La crítica empuja, pero no manda tanto como cree; aunque, como los premios, luce mucho en redes.
¿Hay algún otro estilo o género que te llame la atención y que quieras explorar?
Me interesa la novela en general. También escribo poemas y cuentos, voy haciendo acopio de ellos.
La noche sin memoria, tu nueva novela, está escrita en tres planos temporales distintos. ¿Esto la convierte en tu novela más difícil y ambiciosa?
En el plano estructural es mi novela más compleja. El narrador da cuenta de como investigó los hechos que va narrando con la intención de escribir una novela, y que es la que leemos en tiempo presente. También conviven tres lecturas: la trama criminal, el significado social y reivindicativo del texto, y un retrato generacional del tiempo que explica. En lo estilístico, opino que es mi texto más completo.
Tu forma de escribir narrativa tiene un punto poético nada usual en la novela negra ¿Crees tener un estilo reconocible?
Aspiro a ello y trabajo para definirlo. Es imposible ser reconocible en la primera novela, y muy difícil en las siguientes. Yo sólo he escrito cuatro. Hay poca gente que las haya leído todas y tenga opinión formada sobre mi estilo y su evolución. Mi estilo es todavía un peñasco en el mundo, muy a mi pesar, la verdad.
¿Qué le dirías a alguien que empieza en esto de la escritura?
Consejos vendo y para mí no tengo. Lo típico, que lea mucho, y que lea bien.