Está con nosotros Alejandra Macías Colodrero, autora de novela romántica con el pseudónimo de Alejandra Macol, y de literatura juvenil.
¿Escribes desde siempre?
Sí. Escribo desde que tenía ocho años. Ya entonces era muy romántica y soñadora. Prefería escribir que jugar con mis amigas. Me encerraba en mi habitación y escribía hasta bien entrada la noche. Mi madre me enseñó a amar los libros y las telenovelas románticas del momento. Jane Austen y Gustavo Adolfo Bécquer fueron mis modelos a seguir.
Eres fotógrafa, novelista y poeta, ¿tienes alguna preferencia entre estas facetas?
Añadiría a la lista, ilustradora y ayudante veterinaria. Soy polifacética y muy curiosa. Mi marido dice que necesito vivir más de cien vidas para poder hacer todo lo que deseo. Cuando tengo tiempo libre hago fotos y saco un hueco para escribir novelas. Y en cuanto a la poesía, aún tengo un cuaderno repleto de poemas que escribí en mi adolescencia.
Escribes novela romántica con el pseudónimo de Alejandra Macol ¿Por qué precisamente este género?
Pienso que el amor es lo que mantiene unidos a los humanos. Todos amamos. Por eso sé que este género nunca entrará en decadencia, puesto que el amor es nuestro núcleo, nuestra necesidad más primaria para poder subsistir en un mundo de adversidades. Este género me enseña a diario a ver el lado bueno de la humanidad y me aferro a él para pensar que todo podría cambiar si el amor se mantuviese por encima del odio y de las guerras. Así que, aconsejo leer a todo el mundo, romántica. ¡Lo mismo conseguimos que se cambien el chip en esta sociedad!
¿Que pueden encontrar los lectores en Cuando me llamabas tan dulcemente Leo?
Es una novela de superación, acción y aventuras, sin olvidarnos del mejor ingrediente que es el amor. En ella, los protagonistas, Leo y Erika, han tenido un pasado muy doloroso y en el presente, han de reencontrarse para asumir la última misión más importante de sus vidas: buscar la manera de perdonarse. Hay pasión, una orden secreta de mecenas y por supuesto, traiciones para dar giros a la trama. La novela es una mezcla explosiva para todos los gustos.
¿Hay mucha diferencia a la hora de escribir literatura juvenil?
Sí, desde luego. Hay que tener mucho cuidado a la hora de escribir para un público más juvenil puesto que puedes dañar su sensibilidad. También hay que mostrarles valores, pero sin obligarles a cambiar sus principios e ideales. Todo es más light y sutil y eso para una autora que escribe para adultos es un auténtico desafío. Escribir para niños es como recuperar parte de esa inocencia que perdemos al adquirir experiencia y madurar. Digamos que me vuelvo crisálida de repente evadiéndome de la realidad y no percibo maldad, ni responsabilidad y mucho menos preocupaciones. Dejo fluir la niña que hay dentro de mí.
¿Qué referentes tienes al escribir?
La verdad es que cuando escribo me guío por mi instinto. Sí que hago un esbozo antes de meterme de lleno en la historia, pero me gusta la espontaneidad. Sigo un estilo propio. Mis experiencias en la vida son mi referente, las cuales, en ocasiones, plasmo en mis obras.
Háblanos de Un lugar dónde siempre nieva.
Es la historia más humana que he escrito hasta ahora. Siempre que hablo de ella se me forma una sonrisa en la boca. Es una historia mágica donde todo es posible, al igual que en la cabecita de un niño donde se pueden forjar grandes historias. En este cuento trato con dignidad a los animales y a la naturaleza. Personas que ya lo han leído lo han clasificado como un eco-friendly. Mi idea es que parte de los beneficios obtenidos vayan destinados a una asociación animal.
¿Qué proyectos futuros tienes?
El futuro en el panorama literario nunca está predeterminado. Unas veces podemos estar en la cima y otras, a ras de suelo. Hay que ser realistas y humildes. Lo que es innato no puede variar, así que, seguiré escribiendo. Siento pasión por la escritura y en ella dejo mi huella. Escribir ha sido siempre una terapia donde puedo liberar a esos personajes que me dan dolor de cabeza si no escribo su historia. (jajaja). Muchas gracias por la entrevista.
A ti por acompañarnos.