Hoy nos acompaña Cristina Palacios Hernáez, autora de la novela Cicatrices de África, y con un nuevo proyecto que verá la luz posiblemente el próximo verano.
¿Desde cuándo escribes y qué te llevó a hacerlo?
Hice mi primer intento de escribir en cuanto aprendí a hacerlo, pero, rápidamente, me di cuenta de que no sabía expresarme bien. A los veinticinco años, escribí una novela juvenil, que no publiqué. Si en mi primer intento me faltaron conocimientos, en el segundo, me faltó madurez. En mi caso, se cumple eso de que a la tercera va la vencida. En el año 2016, después de ver la película sobre la vida del guionista americano Dalton Trumbo, escritor infatigable, que utilizaba aquellas antiguas máquinas de escribir, me di cuenta de que la informática es una gran herramienta para los escritores. No necesitamos recortar trozos de papel de un sitio para ponerlos delante o detrás, ni reescribir completamente los manuscritos varias veces. Después, me vino una historia a la cabeza y ya, en las vacaciones de agosto, empecé a escribir mi novela Cicatrices de África.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
Me inspira la actualidad, otros países, otras culturas, los artistas, investigadores, las personas cultas y las de vida heroica, personas que corrientemente pasan desapercibidas.
¿Y tus autores favoritos?
Tengo muchos. Mis clásicos favoritos son Galdós y Dostoievski y de los conocidos de la literatura actual: Javier Castillo y Javier Reverte. En estos dos últimos años, he descubierto bastantes autores noveles con libros muy buenos y sobre ellos comento en mi cuenta de Instagram.
¿Cómo definirías tu estilo?
Mi estilo es sencillo y directo. Me gusta el minimalismo y la claridad, por eso, escribo tal y como hablo, normal, no soy rebuscada. Me va el ritmo rápido, ágil y dinámico, lo que es el estilo cinematográfico, por eso, utilizo muchos los diálogos.
¿Cuál es tu método de trabajo? ¿Tienes alguna manía a la hora de ponerte a escribir?
Tengo muy poco tiempo para escribir y lo hago a ratos, cuando, y donde puedo, por eso, muchas veces utilizo el móvil que siempre llevo encima. Para no perder la información, por si extraviara el teléfono, siempre subo los archivos a la nube.
En tu libro, Cicatrices de África, ¿el lector encontrará más amor que aventuras o viceversa?
Al escribirlo, intenté meter de todo un poco. Hay acción, aventuras, romance, erotismo, información, política, humor, moral… Creo que esta combinación ha hecho que mi libro guste a un público muy variado: masculino, femenino y de todas las edades.
¿Autopublicación o editorial tradicional?
Editorial tradicional si la editorial es de renombre, si no, creo que es mejor autopublicar. Conozco escritores que están con editoriales pequeñas que se quejan de que apenas les promocionan su obra. Autopublicar tiene sus ventajas: la libertad en la toma de todos las decisiones, control de todo el proceso y saber en todo momento cuánto y dónde se vende. Me gusta conocer mis cifras y descubrir al momento que me leen en lugares tan distantes como Japón, México, Brasil, Estados Unidos o Canadá.
¿Crees que las redes sociales son eficaces a la hora de dar a conocer tus obras?
Sí, aunque hay que dedicarles mucho tiempo. Tiempo que tristemente yo no tengo.
¿Qué proyectos tienes para el futuro a corto plazo?
Estoy puliendo mi segunda novela Arde África, a la que le estoy dando tiempo porque no me gustaría que me digan eso de que segundas partes nunca fueron buenas. Espero publicarla en verano.
¿Cuáles son tus sueños como escritora?
Soy ambiciosa. Mi perfil de Instagram lo encabezo con «soñadora de imposibles». Mi sueño es entretener y remover las conciencias de los lectores para se preocupen por luchar por un mundo un poco más justo. El día que haya justicia en el mundo se acabará con el problema del hambre.
¿Algo más que te apetezca contarle a nuestros lectores?
Empecé a escribir Cicatrices de África con idea de relatar algo entretenido y dinámico para dar a conocer a gente admirable, todos los que trabajan en las ONG. Médicos sin fronteras ha sido la fuente de inspiración de mi libro. Admiro como se implican en su trabajo. Por eso, necesitaba dar visibilidad a toda esa gente. Ellos son mis héroes.