Tenemos el gusto de que hoy nos acompañe el autor peruano Alonso Cueto, ganador entre otros premios, del premio de narrativa Juan Goytisolo. Su última obra es La perricholi.
¿Cuándo empezó a escribir y que le llevó a ello?
Creo que empecé a escribir realmente cuando sufrí la pérdida de mi padre a los catorce años. Hasta entonces mi vida había sido un paraíso en el que el mal nunca había podido entrometerse. Recuerdo que en los meses siguientes a su muerte, la lectura de los poemas de César Vallejo, las frases entrecortadas, directas, letales de Vallejo, me acompañaron especialmente. La experiencia del mundo como «un dado roído y ya redondo» que expresa la soledad, la orfandad, en su poesía, me consolaban mucho más que las frases convencionales de pésame que escuchaba. En la poesía de Vallejo descubrí la inmensa capacidad que tiene la literatura por traspasar todos los tiempos y los espacios y en convertirse en un antídoto contra el tiempo. Creo que desde entonces, si escribo, es siempre para vivir en una dimensión en la que la muerte puede ser ignorada.
¿Qué ha supuesto para usted ganar el premio de narrativa Juan Goytisolo?
Mucho, porque el nombre del premio es el de un escritor que he leído y admirado siempre. Además, en vista de la calidad del jurado es un honor recibir este premio.
Usted escribe novela y cuentos ¿En qué género se siente más cómodo escribiendo? ¿Cuál prefiere como lector?
En mis inicios escribí muchos cuentos pero he ido gravitando hacia la novela. La novela es siempre imperfecta y es el género que mejor representa las imperfecciones de la vida. El cuento puede ser impecable. Es posible que nada falte y que nada sobre en un gran cuento. No puede decirse lo mismo de la novela donde siempre habrá fragmentos de más o de menos, frases no resueltas, algunos personajes desdibujados. Es por eso que Nicole Krauss comparaba la casa con una novela y la habitación perfecta con un cuento. Sigo siendo sin embargo un lector de cuentos y de poesía. Creo que la poesía es el mejor antídoto contra el lugar común para cualquier escritor y que todos debemos seguir leyéndola.
En una de sus frases más conocidas asegura que «La vida misma es una novela policíaca», sin embargo la literatura de América latina no es muy conocida por cultivar este género ¿A qué cree que es debido?
El mundo que nos rodea cuando crecemos nos ofrece leyes y normas. Desde un inicio debemos decidir si las seguimos o las rompemos. En ese mismo instante estamos viviendo una historia policial en la que somos los criminales en potencia. En América Latina ha habido muchas novelas y cuentos policiales aunque no siempre tradicionales. García Márquez, Vargas Llosa, Borges, han escrito obras policiales. Pero la idea de la búsqueda de la verdad y de la justicia, una premisa de la novela policial, atañe a toda la literatura latinoamericana. En ese sentido incluso Pedro Páramo puede ser considerada un policial.
¿En qué momento se encuentran la literatura peruana?
Muy buena con muchos escritores jóvenes interesantes.
Muchos de sus principales personajes son femeninos, ¿le sale así o es buscado?
No sé si me sale o es buscado pero pienso que para la novela que me interesa, que en la novela de las relaciones entre personas, las mujeres son personajes más interesantes que los hombres. Las mujeres viven por lo general las relaciones de amor, de amistad y de familia, con más intensidad que los hombres. nosotros estamos más encerrados en nosotros mismos. Las mujeres están más hechas a la comunicación y por eso son tan buenas en carreras como el periodismo y la docencia. Por otro lado, el hecho de haber sido reprimidas por sus padres o maridos hace que tengan una vida interior más rica y compleja. Y en mi familia crecí entre muchas mujeres, que siempre fueron una compañía natural para mí.
¿Qué proyectos tiene ahora?
Estoy escribiendo una novela sobre un cantante de valses que se arrastra por las noches en los bares y las peñas. Es un personaje con el que me identifico.