Una impostora en Minstrel Valley, de Mariam Orazal es la tercela novela de la serie sobre la escuela de señoritas de lady Acton y los habitantes de este valle de Herfordshire en la época de Regencia.
Los protagonistas en esta ocasión son la profesora de etiqueta, Valery Sherman; y un rudo criador de caballos del norte del país que se ha establecido en el pueblo, Dunhcan Bissop. En la novela descubrimos que Valery guarda un gran secreto, hasta el punto de no ser quien aparenta. Él, por su parte, ha llegado a Minstrel Valley para empezar una nueva vida lejos de su familia y del pasado. Las chispas no podían dejar de saltar entre el brusco y franco Dunhcan y Valery, quien ha de mostrar las reglas del decoro a sus alumnas al tiempo que las practica.
Es la primera vez que la trama se centra en una de las profesoras, pues hasta ahora el interés se centraba en jóvenes que trataban de prepararse para la vida. Aquí tenemos a una mujer adulta (aunque sea sólo un poco mayor que sus alumnas) que trabaja para ganarse la vida. Es independiente. O eso parece. En este caso tenemos intriga y un poco de aventura, lo que marca la diferencia respecto a las anteriores entregas. También el hecho de que en esta ocasión aparezcan escenas más subidas de tono, lo que rompe la ilusión de que se está leyendo una novela más al estilo de Austen. Particularmente me agrada más la sutileza, pero comprendo que tiene que cada uno tiene sus gustos.
Nuevamente aparecen personajes y algunas referencias a lugares y situaciones que conocíamos de historias anteriores. Esto es algo que puede cansar un poco a los lectores que vayan siguiendo todas las novelas, pero que resulta necesario para quien las lee de forma independiente o empieza directamente por ésta.
Lo que hace interesante a la protagonista femenina es que está retratada con más profundidad de lo que suele ser común. Se siente atormentada por no haber sido capaz de seguir las reglas que trata de enseñar a sus jóvenes pupilas, al dejarse arrastrar por la pasión que llega a sentir por Dunhcan. La lucha interior que sufre queda bien reflejada. En cuanto a Dunhcan, es todo lo que se puede esperar de un protagonista masculino: guapo, atractivo, con el punto justo de rudeza, pero tierno y atento cuando llega el momento.