Nos visita en nuestro espacio de entrevistas de los miércoles, Jorge Aranjuez i Vilanova, que también escribe utilizando otro pseudónimo, John Klark. Es autor de novelas como Crimen de alto standing y La casita verde.
¿Desde cuándo escribes?
En sentido estrictamente literal, desde hace poco más de cincuenta años. El profesor de literatura que tenía cuando estudiaba bachillerato nos exigía que cada día, antes de empezar la clase, le entregáramos una redacción de, al menos, una página. El hombre era de la opinión —sabia opinión— de que a escribir se aprende escribiendo. Pero aquello duró poco. Otra afición, o quizá mejor llamarla pasión, se interpuso entre mí y la escritura: la Música. Así, con mayúscula. Mucho más tarde, recién cumplidos los sesenta, retomé mi primigenia inclinación. Fue a raíz de, por causa de mi físico, tener que abandonar el ejercicio de mi oficio: afinador de pianos. Obtuve el reconocimiento de una invalidez total y me otorgaron una pensión. Ese mismo día, me puse ante el ordenador y comencé a escribir. Como muy bien se comprenderá, me aterró la idea de dejar el cerebro inactivo y acabar mis días medio alelado, con los resultados de los partidos de fútbol como horizonte intelectual.
¿Qué piensas de las nuevas tecnologías? ¿Ayudan a los autores o les entorpecen al generar más competencia?
La competencia siempre ha sido algo positivo. Es cierto que en el caso del que hablamos, el aluvión de publicaciones que se está generando dificulta la visibilidad de cada uno de nosotros por separado, pero ¡qué se le va a hacer! Habrá que luchar más. A cambio pone de relieve la gran mentira de que la gente no lee. Sí que lee. ¡Y escribe! En cuanto a la tecnología en sí… ¡qué voy a opinar! Bienvenida sea. A estas alturas, ¿vamos a renegar del progreso? Lo malo de la tecnología no está en ella per se sino en el uso que de ella hagamos los hombres. Pero eso escapa del propósito de una entrevista como esta.
¿Qué opinión te merece la autopublicación?
Al hilo de lo que veníamos diciendo, ni bien ni mal. Es una de las posibilidades que nos brinda la tecnología actual y creo que vale la pena aprovecharla. Imagino que los más afectados —negativamente— son los editores tradicionales. Tendrán que adaptarse o resignarse a ceder terreno. Yo he querido probar lo uno y lo otro. Tengo dos novelas en la calle, una autoeditada y la otra publicada por una editorial convencional, ni siquiera se trata de una coedición. La conclusión a la que he llegado tras el experimento es que, si te editan, ha de hacerlo un sello de los grandes. Si no, no vale la pena. Fíjate en que no acaba todo con la edición en sí, después viene la comercialización. Y aquí es donde empiezan las dificultades. A poco avispado que sea uno y si se está dispuesto a trabajar, claro, no es difícil maquetar el interior de un libro —Hablo de novelas. Los comics y libros con muchas ilustraciones son otro cantar— ni diseñar una cubierta. Disponemos de software más que digno y suficiente, gratuito —y legal— la mayor parte de él, con el que poder llevar a cabo la tarea. Yo, personalmente, uso Scrivener —de pago, pero barato y además existe alternativa gratuita: YWriter— y Word —existe Writer, de OpenOffice, que es gratis y hace prácticamente lo mismo— para procesar los textos. Para lo que son imágenes, GIMP —gratuito— y Canva —gratis y online— me bastan y me sobran. La dificultad, como apuntaba antes, está en lo que viene después; principalmente en conseguir que el posible lector se entere de que existes. Y eso es lo que una editorial de segunda fila no hace por ti. Me dirás que la grande tampoco porque solo publican a los que ya están consagrados y no me quedará otra que darte la razón. Por eso concluyo diciendo que, hoy por hoy, me decanto por la autoedición.
¿Por qué precisamente novela negra y policíaca?
Me has pillado. No lo sé. O, mejor dicho, sí que lo sé: porque me gusta. Quiero decir que no existe razón, más allá de mi gusto personal, para decantarme por ese género. He oído y leído mucho al respecto de lo que me preguntas, pero nada me ha convencido. Hay quien atribuye a la novela negra una trascendencia social que a mí se me escapa. Qué quieres que te diga, creo que muchas veces nos empeñamos en justificar cosas que no lo necesitan.
¿Te ves probando otros géneros?
Te puedo anticipar que estoy trabajando en una historia tremebunda que se mete de lleno en la fantasía oscura, esa en la que caben demonios, vampiros y otros seres extraños. También me gusta mucho la comedia. No la “sal gorda” sino la tradicional comedia de costumbres y caracteres, esa que, con sutileza, nos saca sonrisas antes que carcajadas. Soy un empedernido lector de Wodehouse. Lo que ocurre es que, para cultivar ese estilo sin arriesgarse a hacer el ridículo, hay que tener mucha altura. No sé si algún día me atreveré.
Utilizas tu nombre y un pseudónimo, ¿qué diferencian las obras firmadas por uno u otro?
¡Ah! Ahora te he pillado yo a ti. Mi nombre real no lo uso para mucho más que para tratar con Hacienda. No lo escondo, ¡que va! Me llamo Jorge Belza Sánchez, pero no firmo así mis novelas. La única relación que tiene con mis novelas es la de ser el que figura en mi cuenta de Amazon. De otra manera, los yanquis no querrían saber nada de abonarme las regalías que, si bien son exiguas, siempre hacen ilusión cuando llegan. La realidad es que uso dos seudónimos. El primero es Jorge Aranjuez i Vilanova. Lo adopté a modo de homenaje a la gran felicidad de que gocé en mi infancia. Esta transcurrió entre mi pueblo natal, Aranjuez, y Villanueva y Geltrú, hoy Vilanova i la Geltrú. Entre el uno y el otro corrieron mis primeros años de vida, rebosantes de alegría y felicidad. Y esa alegría y felicidad se debe, en parte, a mis dos patrias chicas, como se decía entonces. El otro seudónimo, John Klark, tiene más historia. Quizá sería un poco demasiado larga para explicar aquí, así que te dejo un enlace a Mr. Klark, un artículo de mi blog en el que explico con más detalle el asunto del amigo John. En cuanto a la diferencia entre las obras firmadas por uno u otro, básicamente consiste en que Aranjuez i Vilanova es algo más circunspecto y serio mientras que Klark tiene un tono más canalla y ligero.
Háblanos de Crimen de alto standing.
Se trata de una novela policíaca ambientada en la Barcelona de hoy. Cuidado. Está escrita hace casi tres años y nuestra queridísima Ciudad Condal, para bien o para mal que eso es según quién opine, ha cambiado muchísimo en este corto periodo. Quiero decir que no se debe tomar al pie de la letra lo de «la Barcelona de hoy». Nace con la voluntad expresa de ser la primera de una serie y nos muestra las andanzas del inspector Jara del cuerpo de los Mossos d’Escuadra. Jara es un peculiar personaje, de origen murciano, y bajo el prisma de su mirada pretendo mostrar nuestra ciudad, sus gentes, sus costumbres y las señas que nos caracterizan. El lector podrá ir conociendo a los barceloneses a través de las investigaciones de casos de asesinatos u homicidios que lleven a cabo el inspector y su equipo.
¿Y qué nos dices de La casita verde?
Esta es una novela más negra que policíaca, aunque de una «negrura» matizada, y con muchos menos visos de realista que la anterior. Los hechos relatados y los personajes coinciden con el patrón del género, pero el lenguaje usado huye —expresamente— de la grosería y lo soez. Tampoco la violencia y el sexo, que por supuesto existen, se muestran de de forma explícita. Una característica, esta común a las dos obras, es su brevedad. Las estamos llamando novelas, pero creo que deberíamos decir novelette o noveleta. Aviso: no existe tal palabra en el diccionario, pero todos sabemos que se refiere a una «novela corta». Para dar una idea, diré que Crimen de alto standing tiene una longitud de unas cuarenta mil palabras y La casita verde de treinta y dos mil, lo que equivaldría aproximadamente a un poco más de doscientas páginas la primera y unas ciento ochenta la segunda.
Estas ultimando tu blog, Crimen de papel ¿Qué podemos encontrar en él?
De hecho, no lo estoy ultimando en el sentido estricto de la expresión. Crimen de papel existe desde hace bastante tiempo, no recuerdo cuánto exactamente. Lo que estoy haciendo ahora es trasladarlo de sitio. Hasta el momento, funcionaba en la modalidad gratuita de Blogger; era uno de los muchos cuya dirección acaba con «.blogspot.com». Venía funcionando bastante a medias y de forma irregular. ¿Tú sabes el esfuerzo y el tiempo que requiere mantener un blog? ¡Es tremendo! Y como mi relación con la informática en general y las RRSS en particular es, y ha sido siempre, bastante turbia y de carácter avieso, el susodicho ha venido subsistiendo a duras penas, convertido desde su mismo nacimiento en una especie de enanito tonto. Pero contestando a lo que me has preguntado, lo que el público encontrará en el blog será: primero una página mixta de saludo y presentación y venta de mi obra. Después, cómo no, las entradas que voy escribiendo. Estas quedarán separadas en dos secciones; una llamada «Reseñas» en la que, naturalmente, se recogen las reseñas de novelas que vaya haciendo y otra con el generalizado y vago nombre de «Artículos». Esta última será como un saco al que irán a parar el resto de entradas que, con el tiempo, quizá se desdoblen dos o más pestañas según necesidades; ya veremos. También existirá, y esto será novedad en el blog, un apartado llamado «Leer gratis». No creo que haga falta explicar en qué consistirá. Tengo escritas un par de novelitas muy cortas y algún cuento que irán a parar allí. Las novelitas, las publicaré por entregas, como antaño, a ver si cuaja la fórmula. Por último —eso no puede faltar en ningún blog— habrá una página de contacto. Por cierto: vaya follón la páginita de marras y los avisos de políticas de privacidad. ¡Madre mía!
¿Cuales son tus proyectos más inmediatos?
Trabajar, trabajar y trabajar. Por ese orden. Bromas aparte, son muchas las ideas que bullen en mi cabeza —cabezota, dicen algunos— de forma desordenada y confusa. Tengo escrita la segunda entrega de la serie del inspector Jara, ahora falta corregirla. También está iniciada la tercera y la segunda del detective Fonti. Están las novelitas que he mencionado antes; habrá que retocarlas y prepararlas para meterlas en el blog. Existen además tres novelas y media escritas hace unos años que esperan también corrección. No nos olvidemos del novelón ese de fantasía oscura del que te he hablado antes. ¡Uf! Mucho trabajo. ¡Ah! Y leer, leer y leer. Y alimentar el blog. Y, a modo de aliño para tan suculentos platos, continuar creando imagen y ganando presencia en Twitter, Facebook e Instagram. ¿Crees que me quedará tiempo de comer, dormir y ducharme? ¿De cuál de estas tres últimas cosas me aconsejas prescindir llegado el momento?