En esta ocasión —estamos ya en la quinta entrega, cómo pasa el tiempo— en Un conde sin corazón de Nuria Rivera, tenemos a dos protagonistas que arrastran traumas familiares del pasado. Traumas bastante similares, por cierto. Tienen un primer encuentro dramático que hará que él (Richard Bellamy, conde de McEwan, de quién se dice que no tiene corazón) quede intrigado por la muchacha, lady Rose Lowell, y comience a sentir algo nuevo e inesperado. Desde ese primer momento entre ellos se produce una atracción que ninguno de los dos acaba de querer reconocer, pero que tampoco pueden evitar. Teniendo a un protagonista guapo y a una joven hermosa y ambos con gran personalidad, era inevitable que saltaran chispas entre ellos.
Nuevamente se trata el tema de la situación de la mujer en la época pero en esta ocasión afecta directamente a la protagonista. Concretamente habla de la problemática de los matrimonios concertados y de los primeros intentos de las mujeres por asociarse y luchar por sus derechos. Algo muy de actualidad. Un conde sin corazón nos permite también situar mejor a los nuevos personajes al conocer sus vínculos con protagonistas de novelas anteriores, que también aparecen en esta entrega.
En cuanto a las escenas un poco más subidas de tono, sigue más la línea de Una impostora en Minstrel Valley que la de las novelas de Jane Austen, pero están descritas con bastante elegancia.
Tenemos en esta novela de Nuria Rivera a una más que digna continuadora de la saga de Minstrel Valley.