Hoy nos acompaña Javier Urra, psicólogo y primer Defensor del Menor, para presentar su nuevo libro Déjame en paz…y dame la paga.
En su nuevo libro Déjame en paz…y dame la paga da pautas a los padres para que se comuniquen eficazmente con sus hijos adolescentes, ¿cree que se escucha de verdad a los adolescentes en nuestra sociedad?
Creo que se intenta, sí. Otra cosa, es que estemos en la misma onda los adolescentes y los adultos. Tengo la impresión de que ambos intentan comunicarse pero que a veces no encuentran el tono, el contenido ni la forma. Es de todo ello de lo que hablo en el libro Dejame en paz… y dame la paga.
Un ejecutivo de un conocido canal de televisión dedicado al público infantil y juvenil decía que: «no estamos aquí para crear cultura o dar ejemplo, estamos aquí para ganar dinero». Con afirmaciones como esa no es sorprendente que algunos padres se sientan desbordados, porque por mucho que ellos intenten dar unas pautas; luchar contra enemigos tan poderosos que bombardean constantemente a los jóvenes con mensajes para que compren o no dejen de ver series, o jugar con videojuegos es muy difícil. ¿qué consejo les daría?
En primer lugar hay muchos adolescentes y muchas familias. Muchos tipos. Y si bien es cierto que el entorno influye y mucho, no lo es menos que no todos los adolescentes, son igualmente influenciables, y ello por la educación recibida, por los planteamientos, valores, virtudes, creencias que han interiorizado. Algunas personas como yo, intentamos influir en la sociedad desde el ámbito legislativo, desde crear opinión, desde instituciones como la Fiscalía de Menores o como la del Defensor del Menor. No es buena estrategia culpar a los otros de nuestras dificultades o incompetencias.
Según Michel Desmurget, director del Instituto Nacional de Salud de Francia, la generación millenial serían la primera generación en presentar un CI promedio más bajo que la generación anterior y todo parece señalar que se debe al uso generalizado de pantallas (Internet, videojuegos…) ¿cómo conseguir que un adolescente no abuse de las redes sociales, de Internet en general?
En relación con los estudios de los CI y ya desde los estudios de Binet, podemos confirmar que la especie humana va desarrollando su capacidad cognitiva. No pareciera que el uso de las nuevas tecnologías esté afectando negativamente a la capacidad cognitiva, neurológica o de desarrollo. Cosa bien distinta es la influencia en la cultura, en el conocimiento o en el gusto por la belleza, la reflexión y el arte. Haremos muy bien en influir e incidir con ámbitos de filosofía, de espiritualidad y trascendencia, de lenguaje, de historia. Las nuevas tecnologías, que son las de ahora, pero que antes fueron la rueda, el tren, la luz,… han generado evolución y hemos de aprender a manejarlas, a dedicarles el tiempo preciso, a enriquecernos desde su utilidad, a no caer en su adicción. Pero no se niegue que las nuevas tecnologías proporcionan campos inmensos para el ser humano de información y de comunicación.
La sociedad parece estar cada vez más infantilizada, ¿cómo afectaría eso al desarrollo del adolescente?
Lo que acontece es que la adolescencia se alarga en el tiempo, y de manera muy excesiva. La falta de asunción de los mayores, de madurez y de responsabilidad determina una dificultad y concreción en las etapas de cambio, cuál es la adolescencia. Vemos que los adolescentes y los jóvenes son muy presentistas, muy de aquí y ahora, muy de relaciones sin compromiso, pero es que tampoco les hemos dejado que formen pareja con garantías, que se establezcan laboralmente con un futuro cierto, que adquieran una vivienda… Lo que sí puedo garantizar es que a los adolescentes lo que más les importan es la familia (un 80%) después los amigos, la igualdad, la justicia, y la solidaridad. Bien es cierto que una cosa es que se perciben como endogrupo, del que se sienten miembro y otra el exogrupo, de unas relaciones más puntuales, casi de usar y dejar.
¿Por qué piensa que es tan complicado para algunos padres no sobreproteger a sus hijos?
Porque son inseguros los propios padres, porque buscan lo imposible, la felicidad continua de sus hijos, porque no asumen que un día sean autónomos y libres, porque creen que su rol, su papel es el de abogado defensor. No perciben que en la vida la felicidad es puntual, que el dolor les acompañará, que hay que prepararlos y fortalecerlos para la realidad, que al fin la vida se lleva en los propios brazos. Para eso hay autores como yo, que llevamos toda una vida señalando lo que genera conflicto y deviene en problemas como escribí en su día con el libro El pequeño dictador, que antecedió a realidades como la violencia filio-parental que hace que hoy presida la Comisión Rectora del programa recURRA-GINSO para padres e hijos en conflicto.
¿Qué opina del comportamiento irresponsable de una parte de los adolescentes durante la pandemia? ¿A qué cree que se debe?
En primer lugar, que como bien dice la pregunta, es una parte. En segundo, a que a los niños, hoy adolescentes no se les ha enseñado a ponerse en el lugar del otro, en este caso de los mayores vulnerables. En tercero, en que los mensajes desde los responsables políticos han sido incoherentes, incongruentes, erróneos, al punto de que en algún momento se convirtió una grave tragedia en una fiesta. En cuarto, a que habían estado confinados y comunicándose con las nuevas tecnologías y ahora han podido salir justo en el verano para estar muy juntos, tener relaciones juntos, etc. Es ahora cuando el gobierno emite algún mensaje dirigido a los jóvenes que me parece bien, aunque debió de llegar mucho antes y al que además debieramos dar continuidad.
Me ha llamado la atención las tipologías de adolescentes que aparecen en el libro. ¿Son solidarios los adolescentes actuales?
Los adolescentes actuales, o los adolescentes de esta generación son solidarios, sí. Primordialmente como concepto, como posicionamiento, otra cosa es cuando se les pide un esfuerzo continuado. el problema es que no se les ha educado en el esfuerzo. Tengamos claro que son los adolescentes, los jóvenes los que han clamado en este planeta para que defendamos la maltratada Tierra. Y no seamos hipócritas, la sociedad en general, los políticos en particular, los medios de comunicación, no preguntan a los adolescentes, no generan programas para que ellos expongan sus dilemas, sus preocupaciones, sus ilusiones, sus esperanzas. El confinamiento ha dejado clarísimo que los adolescentes resultaban casi irrelevantes para la clase política.