Matías Prats Chacón, periodista deportivo y miembro de una de las sagas de periodistas más importantes de España, nos habla de su primera novela, El Futuro que olvidaste, publicada por Harper Collins.
Es tu primera novela, ¿como surgió este proyecto?
Tengo que confesar que nunca había pensado escribir un libro. No era mi sueño, ni siquiera un objetivo. Esto llegó un poco por sorpresa, casi por accidente, con una llamada que recibí de la editorial Harper Collins. Quizás ellos vieran un potencial en mí como escritor que yo nunca había sospechado. Me veían en la tele y me escuchaban en la radio y pensaron que me expresaba correctamente, que tenía imaginación… No sé. A mí me sorprendió un poco ese ofrecimiento pero dije: «¿por qué no?». Me propusieron que imaginara una historia y pensé que tenía que tener algo que ver con el deporte y con el periodismo sin querer escribir una novela sobre periodistas y sobre deporte. Les planteé el argumento a los dos o tres días y sorprendentemente les gustó, así que no me quedó más remedio que tirar para adelante. Ahora cada vez que hablo con ellas, las editoras, se lo agradezco porque nunca hubiera escrito una novela si no llega a ser por ese empujón. Ha sido una experiencia muy enriquecedora.
Entonces la idea se te ocurrió un poco sobre la marcha, ¿no?
Sí. Hay gente que lleva años madurando una idea. Yo no, fue un poco lo primero que se me ocurrió. Sí quería que un protagonista tuviera que ver con el deporte y que fuera femenino, así nació Paula Llorente. Para el protagonista principal pensé que sería más sencillo si era periodista y así podía traspasarle parte de mi vivencia profesional y personal. Como toda novela de ficción tiene que tener su dosis de suspense. Quería hacer una novela ágil, que no fuera lenta, que no diera la sensación al lector que está perdiendo el tiempo; que no le supusiera un gran esfuerzo pasar página y que no fuera muy larga. Creo que he cumplido con eso y es una novela ideal para llevarte a la playa o un fin de semana.
¿Qué tienen en común personaje y autor?
El periodista, Rodrigo, no es específicamente un periodista de deportes, porque ha dado varias vueltas por las diferentes secciones, pero sí que tiene en común conmigo que es un enamorado del periodismo. Lo que le ha pasado a él a mí no me ha pasado nunca y es perder la llama, estar desmotivado en su trabajo… Yo he sido un privilegiado porque siempre he mantenido la pasión. Puede ser porque a mí me ha ido bien, nunca me han arrinconado en la redacción, siempre me han dado oportunidades. En cambio él, porque la empresa no va muy allá y no se lleva bien con los jefes, al final pierde un poco las ganas de escribir y contar la verdad hasta que llega la historia de Paula Llorente y le hace volver a enamorarse del periodismo.
Hemos tenido muchas noticias últimamente sobre deportistas que han tenido incluso que dejar de competir por la presión.
La presión del deportista es la gran desconocida, sobre todo en el tenis. Ten en cuenta que en el tenis sales a la pista tú solo o tú sola. No eres un equipo. Eres tú contra el rival y solo se puede ganar o perder. Hay que saber gestionar muy bien la presión de la derrota porque a lo largo de una carrera, a no ser que te llames Rafa Nadal, pierdes más que ganas. Sobre todo en los inicios. El tenis femenino lo ejemplifica muy bien. No es casualidad que Osaka tema enfrentarse a los periodistas y que sea capaz de retirarse de un torneo por no atender a los medios. Es que después de la presión de la competición viene otra: la de los medios. Lo que está ocurriendo ahora, la número uno del mundo, Ashleigh Barty, con veintiséis años le quedaba lo mejor de su carrera y sorprende diciendo que lo deja. Creo que algo está pasando en el tenis femenino. Paula Badosa está haciendo una gran labor al reconocer que ha sufrido una depresión. Eso humaniza. Antes si algún deportista iba al psicólogo le llamaban loco. Eso ha cambiado, afortunadamente. La protagonista de la novela llega a un punto en el que ve que no tiene preparación para hacer otra cosa. Hay que perder el miedo de hablar de salud mental. Hay que llamar a las cosas por su nombre. Es algo que nos afecta a todos y hay que enseñar a los niños desde pequeños, que hablen de ello y que se busque ayuda si hace falta.
La exposición de los deportistas es tremenda…
Simone Bale de repente, a un día de competir, se desmorona. Se está tan expuesto a que todo el mundo te juzgue… Las redes sociales son un arma de doble filo que puede ser estupendo o pueden hacerte mucho daño. Hay muchas deportistas que se están quitando las redes porque están analizadas constantemente: tu carrera, tu vida personal… Y no es que te critique alguien de Valencia, es que te critica alguien de Koala Lumpur. A mí también me fastidia mucho el clickbait. Me parece injusto y jugar sucio. Es un buen momento para reflexionar. ¿Es este el periodismo que nos gusta? A mí me gusta un periodismo riguroso donde se contrasta la noticia.
Es que a veces los programas deportivos solo hablan de lo mismo.
Es un poco la pescadilla que se muerde la cola. El mantra de que los medios dan al público lo que quiere consumir, que es Madrid, Barça.. Pero si tú no educas al gran público a que preste atención a la liga femenina de fútbol, o al baloncesto, al kárate, a como entrena Mireia Belmonte para un europeo… Hace diez años no había niñas que jugaran al bádminton. Ahora con el referente de Carolina Marín sí, pero ¿cuál es nuestra responsabilidad? Acercársela al público. No podemos ofrecer siempre lo mismo a la gente. Primero se acostumbra, luego se cansa. Ahora lo estamos sufriendo muchísimo en los informativos porque el público se nos ha ido. Ya no tenemos la exclusiva de los goles, de la polémica. Los jóvenes tienen otras plataformas donde informarse y se han ido de los programas deportivos. Es hora de preguntarse qué hemos hecho mal y como podemos reconquistar a toda esa audiencia que se ha ido.
¿Se reconducirá la crisis del periodismo?
Yo no voy a ser quien diga que el periodismo de toda la vida ha muerto. Creo que tenemos que aprender a convivir con los nuevos formatos de comunicación. Nos enriquecen y nos van a poner las pilas. A mí las redes sociales como herramienta de consulta y debate me parecen extraordinarias, pero claro, hay que usarlas bien, con responsabilidad. El formato de Twitch, ahí estamos conociendo gente fresca que está calando. Saben a qué publico se dirigen y nos mejoran, nos complementan. Tenemos que ir a una convivencia en la que todos tengamos nuestro sitio. A lo mejor para entretenerte te vale un youtuber, pero para informarte y para tener una visión crítica necesitas un periodista. Necesitas a alguien que haga preguntas incómodas, que ponga al protagonista en una situación más complicada, que saque titulares que sean noticia. Sin intentar imitar y copiar, los dos tenemos nuestro espacio. Dicho esto sigo apostando por un periodismo más riguroso, más objetivo. Por ejemplo en el deporte tenemos mucho periodismo de bufanda. Está bien, pero hay que saber diferenciar al aficionado que solo habla bien de su equipo y mal del contrario del analista deportivo que te va a contar noticias contrastadas. Tenemos mala fama los periodistas deportivos, será porque nos la hemos ganado. Estamos a tiempo de recuperar el respeto que antes teníamos.
¿Te ha quedado el gusanillo de seguir escribiendo?
La respuesta la tiene que tener el público. Estoy muy contento con la acogida, llevamos ya varias ediciones. Cada vez que paso por una librería y veo que está el libro me hace mucha ilusión. Al principio me daba un poco de pudor, pero ahora me siento orgulloso de verlo ahí. ¿Me atrevería con otro? Sí, pero que sea porque el primero ha ido bien. Intentaría mejorar, salir de mi zona de confort, porque escribir era una cosa que no había hecho nunca pero hablo de deporte y de periodismo. Me pondría un poco más a prueba. Tiene que querer el público, tiene que querer la editorial, pero creo que va a ser fácil convencerme.