Lluís Julian: «Escribo lo que me sale de dentro, una mezcla entre lo cotidiano y lo fantástico»

Fotografía: Andrés Henández Rabal

Traemos una entrevista a Lluis Julián, autor especializado en cuentos y relatos cortos. 

¿Cuándo empezaste a escribir?

Pues empecé tarde, la verdad. Escribir en castellano me resultaba falso y si lo hacía en catalán parecía analfabeto, porque antes no se daba este idioma en los colegios. Ya de adulto hice cursos de catalán, me saqué en nivel C y aprendí a expresarme en mi idioma. Con cuarenta y siete años escribí algo, un cuento llamado Paraules, Només Paraules, lo presenté a un concurso de mi barrio, en Barcelona, y gané. Presenté mis cuatro primeros cuentos a concursos y gané tres. No es gran cosa pero te da ánimos para continuar y de esta forma la afición te sale gratis. Lo que sí tengo claro es que a escribir se aprende escribiendo, y en eso estoy.

¿Te consideras un buen lector?

Soy un gran lector a temporadas. Hay muchas cosas que no he leído. Empecé a leer muy joven y prácticamente pasé de la revista Cavall Fort y de Julio Verne a Dostoievski y Kafka, con quince años. A los veinte años me entró la afición por la ciencia ficción y llegué a tener hasta 450 libros sobre el tema. Leí todo lo publicado por Asimov, Bradbury, etc… Para escribir bien hay que ser un buen lector.

¿Cuáles son tus referentes literarios?

Yo escribo lo que me sale de dentro, una mezcla entre lo cotidiano y lo fantástico. Así mis referentes podrían ser Pere Calders, aunque sus cuentos son más amables y los míos más oscuros, o Manuel de Pedrolo. Como decía antes también me gusta mucho Asimov, en lo concerniente a la creación de mundos y, por supuesto, autores sudamericanos como Cortázar, que era un gran escritor de cuentos.

Hemos leído alguna entrevista tuya en la que afirmas que estás preparando una novela histórica que será un Best Seller dentro de las letras catalanas. Háblanos de ella.

Eso es lo que pasa con las redes, que todo queda. Tengo una novela histórica y supongo que dije esto alguna vez en forma jocosa. Yo tengo dos novelas, la primera era una novela realista sobre mi barrio. La presenté a algún concurso pero no la moví más. Hace unos diez años leí El Pont del Jueus de Martí Gironell y pensé que yo podía hacer algo parecido. Desde entonces he ido escribiendo esta novela, poco a poco, la dejaba un tiempo y la volvía a retomar. La novela, El Tresor del Montespluga, la presenté al concurso Nestor Luján de novela histórica en catalán pero no ganó. Hace pocos días coincidí con una agente literario que conocía y quedamos en que se la enseñaría. Ella me aconsejará como moverla.

¿Cuesta mucho adaptarte a escribir una novela cuando vienes de escribir principalmente cuentos?

Al escribir un cuento, como son pocas páginas, si cometes un error te das cuenta en seguida al releértelo, son fáciles de corregir. En la novela podrías estarte toda la vida cambiando cosas. Escribir una novela no es tan fácil y si es una novela histórica tienes además el añadido de la documentación. Yo disfruto mucho con los cuentos, tanto leyéndolos como escribiéndolos. Los disfruto y me hacen sufrir porque me vuelvo muy perfeccionista con ellos y eso me lleva hasta casi la obsesión. Con la novela el sufrimiento es mucho mayor. Ha sido muy pesado. Para poder acabarla me prohibí escribir otras cosas y eso me amarró bastante. No fue una buena decisión. Al acabar la novela me puse a escribir cuentos ultracortos de una página o media. Escribía casi cada día uno en el tren. Los pillé con ganas, me liberé y los disfruté.

¿Algo más que quieras decir?

Hay mucha gente que cree que escribir es para una élite y eso no es para nada así. Yo le digo a todo el mundo que pruebe, a ver qué pasa.