Tenemos con nosotros a Care Santos, periodista y novelista, ganadora del premio Nadal 2017 por su obra Media vida. Su última novela es Todo el bien y todo el mal.
Siempre dices que te dedicaste a escribir por la fascinación que sentías hacia tu abuela, que era una gran contadora de historias ¿te ha influido también en la forma de contar las tuyas?
Por supuesto. Siempre cuentas deseando generar la pasión con la que escuchabas contar.
En tus novelas tiene mucha importancia la familia e incluso las casas familiares ¿a qué crees que se debe esto?
Creo que la familia es uno de los grandes temas de la literatura. Para mí, el más importante. Es inagotable.
¿Quedaste contenta con la adaptación que se hizo para televisión de tu novela Habitaciones cerradas?
Muchísimo. Tuve una suerte inmensa. Lluís Maria Güell como director, Pere Riera como guionista, un reparto maravillo… el equipo era de lujo. Nada podía salir mal. Siento que el espíritu de mi novela está en la miniserie.
¿Siente uno vértigo al ver su obra traducida a 23 idiomas?
Siento felicidad. Y un poco de sorpresa, también.
¿Qué le dirías a alguien que empieza en la literatura?
Que disfrute. Que sea feliz escribiendo. Que no tenga prisa.
¿Qué piensas de la autopublicación?
Que es una mala solución. Hay muchos editores independientes con ganas de descubrir nuevos talentos. Si nadie te descubre es porque tal vez no hay tanto por descubrir.
Escribes también literatura juvenil, ¿es difícil atraer la atención de los jóvenes hacia un libro en esta época tan tecnológica?
Por supuesto. Por eso si lo consigues tienes razones para sentirte satisfecha. Y también para pensar que estás en plena forma.
Tu opinión sobre la elección de libros juveniles en colegios e intitutos es que están muy condicionados a lo que quieren los maestros y los padres, pero obviando los gustos de los jóvenes. ¿puede ser esta la causa de la pérdida de lectores que hay actualmente?
Es un tema complicado. Un buen docente es aquel que sabe recomendar un libro que entusiasme a sus alumnos y alumnas. Para eso hace falta mucho trabajo, mucha dedicación, horas de lectura que nadie te gratifica económicamente (ni de ninguna otra manera) y conocimiento profundo de los lectores y de aquello que va a conectar con su sensibilidad y su momento vital. Por fortuna, tenemos un montón de profesores y profesoras así y les debemos mucho, muchísimo. Les debemos, por ejemplo, que muchos chicos y chicas se enganchen a la lectura a edades en que lo normal es alejarse de los libros. Aunque no todo ni siempre puede salir bien, está claro.
En tu última novela, Todo el bien y todo el mal, hablas, entre otras cosas, sobre cómo vivimos en la mentira de que podemos controlarlo todo en nuestra vida, ¿crees que ésta es una característica de estos tiempos?
Creo que vivimos más conectados que nunca pero nos sentimos más solos que nunca (en especial los jóvenes) y somos también más vulnerables que nunca. De eso trata esta novela, entre otras cosas, de vulnerabilidad. Aunque espero que se lea como una novela de suspense (puede que también lo sea).
¿Qué puedes contarnos de tu próximo proyecto, que según creo es la continuación de esta novela?
Será una novela distinta a esta, pero con rasgos comunes. Anclada en el pasado, con las consecuencias de éste en el presente. Y cargada de sorpresas, como Todo el bien y todo el mal. Me gustan las novelas que sorprenden a los lectores.