Nos visita en esta ocasión Pilar Eyre, periodista y novelista. Es autora de numerosas obras de ensayo, biografías y novelas. Fue finalista del Premio Planeta en 2014 con Mi color favorito es verte. Su última novela es Un perfecto caballero.
¿Siempre tuviste vocación de periodista?
Desde que era pequeña quería ser periodista y escritora. Hasta el punto que teniendo cuatro o cinco años quise que me disfrazaran de periodista… Pero no sabían cómo era, así que me pusieron unos periódicos debajo del brazo y una boina y fui así… Lo veía todo con ojos de escritora. Yo que voy con mi carnet de periodista a todas partes todavía como si me lo fueran a pedir.
¿Como te sientes mejor: escribiendo ficción, ensayo o como periodista?
Me siento cómoda en todo, porque me gusta el periodismo y me gusta la literatura. Ana María Matute tuvo una depresión y estuvo veintidós años sin escribir y yo le preguntaba, ¿cómo puedes estar sin escribir? Y me dijo:es que yo lo veo todo con ojos de escritora.
Después de escribir tantas biografías, como María la Brava: La madre del rey o Pasión imperial, en la que hablas de Eugenia de Montijo ¿Sobre qué personaje te ha gustado más escribir y sobre quién te gustaría escribir en el futuro?
Todos los personajes sobre los que he escrito me han fascinado, me gustaran o no. Y yo no me los cargo, los humanizo… Los describo como personas, como tú o yo. Y aún me quedan muchos personajes sobre los que escribir… Pienso dar guerra todavía.
¿Es difícil acceder a la información cuando escribes una biografía o un ensayo?
He viajado a consultar archivos a París, a Holanda, a Madrid, una labor casi de detective. Mirar el registro civil, las partidas de nacimiento… Cuando escribí Quico Sabaté, el último guerrillero, biografía de Francisco Sabaté Llopart, el último maquis en activo en el territorio español… De Quico sólo había los panfletos, porque el pobre no sabía escribir… Y también quieres aportar algo nuevo. Cuando encuentro algo nuevo me pongo a gritar delante del ordenador: «¡Bien!» O llamo a mis amigos y les cuento: «mira lo que he encontrado», y me dicen: «pues no es para tanto». Pero a mí me encanta descubrir cosas. Como en la biografía de Carmen Ruiz Moragas, amante de Alfonso XIII, Carmen la Rebelde, que descubrí que era feminista y una gran amante de los animales. El primer refugio de animales que se abrió en Madrid fue gracias a ella. Ahora está todo informatizado y es más fácil. También hablo con el servicio, con los parientes pobres… Esos te dan también mucha información.
Trabajar en la prensa del corazón también te habrá dado acceso a muchas personas.
Guardo muchas cosas de cuando empecé en el periodismo y de los ocho o nueve años que estuve en Interviu… Cosas que todavía puedo usar ahora porque los personajes son los mismos Isabel Pantoja, Lola Flores, Rocío Jurado, Camilo Sesto… Son los que conocí entonces y ellos o sus hijos siguen ocupando portadas… Y además mi madre las coleccionaba todas… Y aún tengo, pero he perdido muchas de gente que me las ha pedido prestadas pero luego no las ha devuelto. Pero tengo mucho material. O una entrevista que le hice a Fernando Fernán Gómez y el titular era: “Me gusta pegar a las mujeres”. Imagínate… Sé que es un movimiento pendular, pero está bien que ahora tengamos más cuidado a la hora de expresarnos.
Uno de tus libros más famosos es La soledad de la reina: Sofía una vida. ¿Cómo fue escribir sobre la Casa Real? ¿Tuviste dificultades?
Tuve muchos problemas porque hasta entonces todo el mundo creía que el rey y la reina eran una pareja muy feliz. No quiero recordarlo porque tuve muchas dificultades a nivel profesional, pero también es una biografía que se vendió mucho. Así que sí, la Casa Real llama.
¿Y habrá alguna noticia sobre ellos en breve?
No sé… Pensábamos que la infanta no se podía divorciar y ahí está. Que el príncipe no se podia casar con una divorciada, y ahí está, o que Urdangarín no iría a la cárcel… Lo próximo es que salga en libertad condicional y a ver.
¿Crees que el periodismo clásico está en peligro de extinción?
El periodismo ha cambiado mucho y hay que adaptarse. El otro día comentándolo con mi hijo me decía que los periódicos digitales se le hacían lentos, pues imagínate los de papel… Con la inmediatez de la redes sociales… La forma en que se accede a las noticias ha cambiado y tenemos que adaptarnos.
Después de una carrera tan larga, ¿qué significó quedar finalista del Premio Planeta en 2014 con Mi color favorito es verte?
Dicen que la medalla de plata es la más triste, porque podías haber ganado y conseguir la de oro, y la de bronce te da alegría porque podías haberte quedado fuera. Yo quería ganar, pero conseguir el segundo premio más importante de España, ser finalista del Planeta (el primero es el Planeta) me ha dado muchas satisfacciones porque el libro se ha vendido muy bien. Primero porque el libro es bueno, y también ayudó la inmensa maquinaria publicitaria de la editorial.
¿No resulta un poco arriesgado hacer ficción sobre la propia vida?
Yo escribí Mi color favorito es verte en una época en la que no podía escribir. Estaba bloqueada porque me había enamorado completamente de este francés, que yo no sabía quién era y no tenía nada más en la cabeza. Porque toda la historia es cierta. Le expliqué a mi hijo lo que me pasaba y me dijo: “¿Por qué no escribes esta historia?”. La cuento tal y como la viví. Todo lo que le contaba a mis amigas cuando salíamos: “mira lo que me ha pasado con el francés”, y me dije, pues la compartiré. No sé si valiente es la palabra… Y me ha dado muchas satisfacciones, porque se ha vendido muy bien. Ademas ¿sabes lo que es que vengan grupos de jóvenes de veinte años y te digan: «esto mismo me ha pasado a mí»? Me he dado cuenta de que el amor no tiene que ver con la edad, porque yo soy mayor y en cambio, las jóvenes decían que habían pasado por lo mismo… Se sentían identificadas. Me decían por ejemplo: “Yo sí que sé cocinar, pero aparte de eso, es lo mismo que me ha pasado a mí”. Y me pedian la segunda parte porque la gente quería saber cómo acababa. Por eso escribí Nomeolvides. Es una historia pasada, yo ya tengo mi pareja desde hace cinco años. No acabó bien, pero me enseñó muchas cosas.
Acaba de salir tu última novela, ¿qué puedes contarnos sobree ella?
Es Un perfecto caballero, que habla sobre un empresario textil que entra en Barcelona con Franco para “liberarla”. Es guapísimo, es un mujeriego… Y son historias que yo he oído en mi familia desde pequeña. Es la histora de la burguesía catalana en la postguerra pero como yo la recuerdo. Fue una época muy dura, pero tiene unas aristas que no se han contado. La historia empieza en el año 39 y se extiende durante varias décadas.