Tenemos con nosotros a José Enrique Campillo, médico y divulgador que nos acompaña para hablarnos de su libro La consciencia humana: Las bases biológicas, fisiológicas y culturales de la consciencia.
¿Como se ha planteado este trabajo con un tema tan amplio?
La cosa tiene una explicación bastante sencilla. Yo soy médico y profesor de fisiología. He dado clases durante cuarenta años en la facultad de medicina y, aunque me he dedicado como médico a la diabetes y a la obesidad, cuando explicaba fisioligía me daba cuenta de que del sistema nervioso se sabía un montón, pero la mayor parte de los libros y los textos, por muy gordos fueran, al tema de las funciones superiores del cerebro y sobre todo la consciencia, solo le dedicaban unas cuantas líneas al final y como de tapadillo. Además, todos los años he ido comprando libros. Por ejemplo de Crick, uno de los científicos descubridores del ADN que se interesó por el asunto del alma y tiene un libro que se llama así, La búsqueda científica del alma… He ido coleccionando libros, que leía y llenaba de anotaciones y reflexiones mías y los iba guardando. Cuando me jubilé ya tenía tiempo, y además esa sensación que tiene el jubilado que puede empezar a decir lo que le parezca… Entonces me arremangué, como decimos aquí. Saqué todo lo que tenía: libros, cuadernos medio escritos… Lo empecé a actualizar, y me di cuenta del follón en el que me había metido.
Es que es un asunto tan complejo…
Después de unos cuantos años que le he dedicado a esto, estoy muy contento porque creo que es uno de los pocos libros que existen en el mundo en el que se trate el tema de la consciencia de la A a la Z. No he omitido ni a los terraplanistas. Los he me metido a todos: desde lo más científico hasta la cosa más peregrina que se le ocurra a la gente.
Hay diversos estudios que sugieren la sensibilidad de plantas y, naturalmente, animales. Cualquier dueño de mascota puede decir que cada una tiene una personalidad propia independientemente de sus características de raza. ¿No podría ser eso una forma de proto conciencia?
Digo ahí que no se puede confundir inteligencia con consciencia. He puesto algunos ejemplos de esto. Puedo estar jugando al ajedrez con un amigo. Eso es actividad mental. Puedo pensar en jugadas que hemos hecho, de otras partidas que hemos jugado, me llegan estímulos de sus jugadas y me hace mover cierta ficha… Todo eso es actividad intelectual y mental. Eso lo pueden desarrollar multitud de animales: los perros, los pulpos que resuelven problemas… Pero si en mitad de esa partida mientras espero que el otro, que es un pesado, mueva la ficha; me quedo un poco abstraido y mi mente se va a mi abuelo que acaba de fallecer, que fue el que me enseñó a jugar y era con quien jugaba todos los domingos una partida, y eso me provoca sentimientos; eso es consciencia. Ese puntito es la diferencia. Es lo que muchos pensamos que, como en la evolución todo es progresivo, a ese nivel los animales no han llegado. El animal que podamos ver más inteligente tiene una gran diferencia con nuestras capacidades. Ahora, también lo digo ahí, hay un filósofo americano que ha escrito un libro que se titula Como es ser un murciélago. ¿Por qué? Porque no nos podemos meter en la cabeza de un murciélago ni de un perro. No sabemos qué sienten ni que sueñan.
Parece que somos meros observadores de lo que le pasa al cerebro cuando recibe un estímulo. Por ejemplo cuando nos enamoramos o tenemos una experiencia trascendental. Se sabe lo que ocurre, pero no por qué ocurre…
El problema que tenemos con el cerebro es que hasta hace veinte años no había forma de saber nada respecto a él. Era una cosa cerrada en una caja… La única exploración que había era el electroencefalograma, que solo sertvia para el diagnóstico de la epilepsia, registrar unos potenciales que eran la suma de toda la actividad eléctrica del cerebro. No discriminaba nada. Lo que se hacía en animales no servía… Es que los cerebros de animales son tan absolutamente diferentes al cerebro humano. Ni siquiera el de un chimpancé, pues tiene 300 gramos de cerebro: lo que cabe en la palma de la mano. Nosotros tenemos kilo y medio. Así que el noventa por ciento de todo lo que se sabe hoy sobre el cerebro se debe a las técnicas de imagen. Estas técnicas como el Tac nos están permitiendo saber por primera vez que determinadas zonas del cerebro responden a determinadas cosas, porque antes era una cáscara y un huevo sin abrir… Lo único que sabíamos era que cuando un cirujano tenia que abrir -porque el cerebro no duele y se puede operar sin anestesia- cuando tocaba en alguna zona preguntaba y el paciente le decía: «siento un cosquilleo en el dedo gordo del pie» y el médico iba apuntando y procuraba hacer un mapa del cerebro. Los científicos han empezado a investigar de verdad ahora con estas técnicas de imagen. Antes, ya digo, no se sabía nada en absoluto.
Tenemos un largo camino por ahí.
Sí, y en aspectos como el «casco de Dios» y las percepciones… Esto ha dado un cambio revolucionario. Hasta ahora solo se conocía la física clásica y se le atribuía al cerebro única y exclusivamente un funcionamiento electro iónico, por potenciales de acción y movimientos de iones, que si el sodio para afuera, que si el sodio para adentro…Y nada más, pero con la llegada de la física cuántica, ahora hay un modelo de funcionamiento de la consciencia por mecanismos cuánticos. El promotor es un físico y matemático, profesor de la Universidad de Oxford que tiene publicados varios libros, Roger Pemrose, y al que el año pasado le dieron el premio Nobel. No estamos hablando de ningún iluminado, estamos hablando de premios Nobel que publican en prensa especializada sobre aspectos cuánticos del cerebro. Y ese es un melón totalmente sin abrir. El dia que tengamos herramientas capaces de abrir ese melón nos vamos a quedar sorprendidos. Y fijate tú que cosa, ¿sábes quienes están produciendo ahora los descubrimientos sobre el cerebro? Los ingenieros informáticos. Porque hay un montón de industrias, entre ellas la de Elon Musk, que están intentado que las funciones de nuestro cerebro puedan ser emuladas por un ordenador… Como en esa película -porque como todos yo también me he hinchado a ver películas durante el confinamiento- en la que había una madre que conseguía que la mente de la hija fuera reproducida por un ordenador y la tenía allí… No se refieren exactamente a eso, sino más bien poder construir un dispositivo para que los ciegos o sordos puedan ver u oír conectándolo directamente al cerebro. Y se están logrando ciertos éxitos en ese campo. La neurofisiología está en manos de ingenieros informáticos, y para hacer eso el ingeniro necesita saber como funcionan las conexiones neuronales para poder reproducirlas.
Es impresionante. La inteligencia artificial también ha irrumpido con fuerza.
Y si ahora interrumpimos esta conversación y mañana tenemos los dos en nuestro móvil anuncios de zapatillas, eso es inteligencia artificial. Pues vi un vídeo en Youtube. Era de un ingeniero informático y físico cuántico francés, que trabaja para una empresa en la que están desarrollando algo que van a poner a la venta en dos años. Fíjate, es un libro electrónico que interpreta los deseos del que está leyendo y va modificando la estructura de la novela según te guste. Tiene unos sensores que, por ejemplo, detectan si te paras más en escenas de amor o de sexo, si pasas a toda velocidad las descripciones o vas a buscar las escenas de acción, y según eso tiene varias opciones -a lo mejor escriben tres versiones de la novela o más- Y va ofreciendo lo que te va gustando. Pues todo eso se hace investigando entre otras cosas como funciona el cerebro de la gente.
No sé si me gusta eso… También hay una teoría sobre que en realidad somos una especie de videojuego, por decirlo de alguna manera.
Hay muchísimos científicos que piensan que nosotros somos realidad virtual, el experimento de un estudiante de informática del año cuatro mil. Es como esa teoría del efecto Mandela que sostiene que de vez en cuando ocurren fallos en esa realidad. Y a estos fallos se les llama «efecto Mandela». Personas que recuerdan algo que no ha sucedido en realidad y piensa que es como una especie de cambio en el «videojuego», una especie de Matrix. Hay un montón del gente seguidores de este efecto y publican cosas como: «oye, que me acuerdo de cuando los tanques ocuparon la plaza de Tiananmen y al manifestante creo que le pasaron los tanques por encima, pero acabo de ver las imagenes y los tanque se paran …» Hay mucha cosa por el estilo. Esas ideas las he plasmado por la razón siguiente: si tú pones «efecto Mandela» en Google te salen trescientos millones de sitios, quiere decir que hay muchísima gente que se lo cree. Y quién soy yo para decir si algo es verdad o mentira. Lo he puesto cuando he visto que había millones de personas que seguían esto. Es que nuestra consciencia crea el mundo. Es decir, todo lo que estás viendo ahora, mi voz cuando la oyes…Eso no existe como tú la oyes, ni como tú la ves. Cada uno de nosotros creamos el mundo dentro de nuestra consciencia. Einstein lo decía: «todos sabemos que la luna no brilla en el cielo como tú la miras». Y Berkely decía:. «el árbol que se cae en mitad del bosque no hace ruido si no hay nadie para oirlo».
En el libro también habla del tiempo.
Sí. También se está estudiando la retrocausalidad. Se está viendo que el tiempo es bidireccional. Sabes que colaboro a veces en el programa de Iker, Cuarto Milenio, y hemos hablado de eso; que efectos en el presente pueden provenir de causas que tienen lugar en el futuro, o sea que esto que la bala llega antes de que suene el disparo. Es una cosa tremenda. Lo dicen físicos cuánticos muy reconocidos, que usan matemáticas muy potentes y que publican en revistas especializadas. Es decir, que estamos en la antesala de algo que en unos años nos va a dejar alucinados. Cuando vosotros grabáis en el móvil el cumpleaños de vuestra nieta y ahí se ven las caras de la gente, las risas…cuando le dais al botón para enviar todas esas voces e imágenes se convierten en pulsos de fotones y en el móvil del que lo recibe se transforma en imágenes y sonidos otra vez. Si eso es posible, ¿qué no será posible?
En el libro aparece la posibilidad de que nuestros recuerdos y nuestras vivencias, en definitiva, nuestra consciencia, se grabe y se almacene en algún lugar del universo.
Sí, es la hipótesis Smartphone. Ahora tenemos las ecuaciones, las evidencias según la física cuántica de que eso es físicamente posible.
Incluso que la consciencia influya en los acontecimientos y en los sucesos.
Hasta ahora no había artilugios para captar la influencia de la consciencia. En el año 2018 unos psicólogos de Berlín diseñaron un programa de ordenador que mostraba imágenes aleatoriamente. Unas eran relacionadas con el tabaco y otras no tenían nada que ver. Normalmente salían al cincuenta por ciento. Lo que querían averiguar era si mentes de fumadores y de no fumadores podían influenciar la secuencia aleatoria de imágenes. Pues el estudio -que está publicado- demostró que un 65 por ciento de veces salían fotos de tabaco cuando era un fumador el que miraba. A la ciencia tradicional y oficial este tipo de experimentos no le gusta mucho, como siempre ha pasado.
¿Y qué me dice de las experiencias cercanas a la muerte que ha recogido en el libro? Gente que ha percibido otra vida.
A mí lo que más me ha sorprendido de todo eso es que haya trabajos publicados en las mejores revistas médicas del mundo. La otra cosa que me ha sorprendido es comprobar como gente de distintas religiones, incluso ateos, de diversas formaciones y culturas, todos cuentan lo mismo. Pero hay más, Platón cuenta en uno de sus libros lo que le pasó a un soldado cuando estaban a punto de incinerarle. Volvió a la vida y contó lo que había visto: una luz, un túnel y que había gente que lo acogía… Eso hace dos mil quinientos años y ya explicaba lo mismo que te explican ahora. La cuestión es que si existe ese otro mundo o si hay entidades cohabitando con nosotros no tenemos métodos para percibir esas otras realidades. Pongo en el libro el ejemplo de la hormiga: Cuando nosotros vemos un avión volando por encima de nosotros sabemos lo que es y que dentro va gente, pero una hormiga ¿qué percibe? Probablemente no sería capaz de percibir nada
Y para concluir, ¿está trabajando en algún otro libro?
Estoy en otro proyecto que estará en esta línea. Y promete traer más sorpresas.