Iris Pérez: «En la adolescencia la mente es flexible»

La ansiedad en los adolescentes es un problema cada vez más extendido. El libro de la psicóloga Iris Pérez Bonaventura Ansiedad. A mí también me pasa intenta ayudar a niños y jóvenes a superarla.

¿Por qué has escrito este libro? ¿Has detectado una necesidad?

Soy psicóloga clínica infanto-juvenil y también doctora en psicología clínica. Trabajo en un hospital publico y durante la pandemia -pero sobre todo cuando levantaron las restricciones- todos los profesionales que nos dedicamos a la salud mental nos encontramos con una situacion que no esperábamos: un aumento exponencial de casos de ansiedad. Las urgencias quedaban colapsadas con chicos y chicas que venían con ataques de pánico, con crisis de ansiedad, muchísimas rumiaciones, dificultades para dormir, dolores de cabeza o de barriga inespecificos, que una vez descartadas otras patologías se atrobuían a la ansiedad… Nos encontramos también con muchos adolescentes con autolesiones por la ansiedad. Así que las urgencias estaban colapsadas, pero también hubo un incremento muy significativo de derivaciones de pacientes desde los médicos de familia hacia los centros de salud mental infanto-juvenil. En los ultimos años antes del covid ya se registraba un aumento de trastornos de ansiedad en la infancia y en la adolescencia, pero después con la pandemia y tras las restricciones el deterioro de la salud mental de todos era mayor. Entonces me encontré en un momento en que las familias me preguntaban qué libro podían leer sus niños para aprender habilidades y estrategias para hacer frente al estrés que estaban viviendo. A mí me gusta mucho leer y recomendar libros, pero no encontré ninguno que tratara el tema. Sí que hay para adultos o para niños muy pequeños, pero para jóvenes y para adolescentes no había ninguno; por lo que pensé: «voy a escribir este libro para intentar ayudarles».

¿Qué diferencia hay entre un libro sobre este tema para niños o adultos de uno para adolescentes?

BL88768_ANSIEDAD (1)Respecto a un libro para adultos se diferencia en que es mucho más dinámico. Está lleno de cuestionarios, está lleno de secciones de reflexión. Cada capítulo tiene una parte que se llama Tres minutos para mí que lo hice porque los adolescentes tienden a ser muy impulsivos y pensé que al final de cada capítulo -en cada uno de ellos hablo de un aspecto diferente de la ansiedad- es bueno que ellos tengan una página entera en la que puedan reflexionar. Por tanto es mucho más participativo. También hay frases que se pueden decir a ellos mismos cuando lo estén pasando mal. Además pensé que tenía que poner ilustraciones porque si no se iban a aburrir; con tantas pantallas que tienen luces, sonido y movimiento, si no le añades los dibujos a lo mejor no lo leen. En cuanto a los libros para niños, nosotros los psicólogos realizamos una técnica que se llama reestructuración cogniva. La reestructuración cognitiva tiene que ver con los pensamientos. Entonces cuanto los niños son muy pequeños haces más técnicas que se llama control de la activación que tienen más que ver con la respiración y el autocontrol. Cuando van haciéndose mayores cada vez lo pensamientos son más complejos y es fundamental hablar sobre esos pensamientos que tienen, reflexionar sobre como piensan y ver si hay alguna forma de pensamiento alternativo que les pueda ayudar. Toda esta parte de reestructuración cognitiva en los niños pequeños no la puedes trabajar y en cambio en los adolescentes, sí.

Aparte de la pandemia -que por supuesto no ha ayudado en nada y ha venido a rematar la situación- ya veníamos de una sociedad enferma por el estrés y la prisa, ¿no es así?

Sí, sin duda. Al final vivimos en una sociedad que no tiene tolerancia a la frustración. Nos cuesta aceptar el «no». Y nos cuesta también aceptar la demora de la gratificación. Es decir, queremos algo y lo queremos al momento. Si tenemos hambre, tenemos comida; si queremos ropa, la compramos al instante online… Vivimos en una sociedad a la que le cuesta mucho entender que a veces las cosas no salen cuando nosotros queremos o que simplemente no pasa lo que queremos. Y no por eso nos tenemos que hundir. Tenemos que luchar, tenemos que afrontar y lidiar con las situaciones difíciles.

Antes de relajar a los hijos, ¿no se debería relajar a los padres?

Sin duda. Cuando empecé a escribir el libro me dijeron. «Iris, nadie se va a leer el libro porque los adolescentes no leen. Haz un libro para padres». Y yo les dije: «más adelante haré un libro para padres». Es que para adultos ya hay libros, pero para adolescentes no hay nada. Y ahora realmente quienes están viniendo a urgencias, quienes lo están pasando mal son los adolescentes. Ademas con el Covid también está habiendo mucho absentismo escolar. Son chicos y chicas que han dejado de ir al colegio por la ansiedad. Con lo cual pensé que es muy importante educar a los padres sin duda, pero también a los adolescentes. A veces los padres les cuentan cosas a los hijos y según como lo expresen a los adolescentes no les entra. Si tienen el manual van a aceptar mucho más lo que se les dice porque está basado en la evidencia y porque son estrategias que funcionan. De todas formas muchos padres me han dicho que lo van a comprar y a leer ellos.

¿No se les exige demasiado a los niños y adolescentes? Que no se aburran nunca, que aprendan muchísimas cosas antes de cierta edad… Eso es una base para crear una adolescente estresado, ¿no?

Estoy de acuerdo. Al final la educación tiene que ser en valores y lo estamos perdiendo con la exigencia… Me lo encuentro en la consulta. «Mi hijo habla cinco idiomas y es espectacular en matemáticas…», pero, ¿a costa de qué? ¿Es una buena persona? ¿Es solidario? ¿Comparte? La base es la educaciòn en valores. Si después el niño es muy bueno en deportes o habla muchos idiomas perfecto, pero primero son los valores de la familia, de la escuela, de la comunidad.

La ansiedad es una condición tratable cien por cien. No es una condición crónica

Si ahora mismo hay un padre o una madre preocupados por sus hijos estresados, ¿qué les dirías? ¿Cómo los orientarias?

Primero que no juzguen. Al final del libro quise ponerlo en la nota de la autora porque en consulta cuando el chico o la chica dice que le preocupa esto o aquello, el padre o la madre siempre dice: «no te preocupes que no es para tanto», o «no pienses en eso y no te pongas así que no es para tanto…». Y esto no funciona con la ansiedad. Lo que hace es invalidar a la persona que está intentando expresarse. Con lo cual lo primero es no juzgar, y escuchar, validar… Después si los adolescentes te preguntan tu opinión se la das, pero primero que ellos sepan que estás allí y que pueden confiar en ti. El primer paso con la ansiedad es comunicar…con tus padres, con un profesor con quién tengas confianza o con el terapeuta. Si no se dice, no se ve. No es como cuando te rompes un brazo, que se ve. La ansiedad es interna. Hay que hablar de ella.

Ahora que tenemos tanta información sobre todos los temas, ¿es posible que los adolescentes se refugien aún más en las pantallas (video juegos y demás) para evadirse de esta realidad tan preocupante?

Sin duda. Al final del libro vienen varios casos reales que he visto en consulta de chicos entre doce y dieciocho años. Uno de los casos que quise poner expresamente es el de Dani, que era un chico que pasaba muchísimas horas en su cuarto jugando a videojuegos para escapar del mundo real. El problema de esto es que si tú te conectas a Internet para pasarlo bien con tus amigos y a nivel social para comunicarte con ellos y después habláis de lo que habeis hecho…esto está bien con un límite. Pero si tú te conectas a Internet para evadirte de los problemas, esto mismo se convierte en un problema, porque la única manera de superar estos problemas es afrontarlos. Si tu los aparcas mientras estás jugando, cuando termines el problema seguirá allí. Y al día siguiente seguirá allí y al final será como una bola de nieve, cada vez más grande. Hay que vigilar mucho porque la ansiedad hace que queramos huir y no afrontar las situaciones que nos cuestan. Y he puesto en el libro una frase que me dijo el chico al final: «me doy cuenta de que mi personaje online está evolucionando, mientras que yo en el mundo real no lo estoy haciendo».

Me parece muy complicada la situación porque cada vez hay más adultos que se enganchan a Internet -y más ahora si se generaliza el Metaverso y similares- donde podrán conseguir virtualmente cosas que no podrían alcanzar en el mundo real. Me parece muy difícil que como sociedad le pidamos a los niños y a los adolescentes que no hagan algo que los adultos hacen cada vez con más frecuencia.

No hay ninguna duda. Tengo padres y madres en la consulta regañando a los hijos porque pasan mucho tiempo con el móvil y los ves que ellos están ahí todo el rato mirando el móvil mientras esperan. Y piensas: «¿cómo les puedes estar regañando si tú estás con el móvil todo el tiempo?». Porque los padres son el modelo a seguir. Es verdad que en la adolescencia el grupo de iguales es super importante, y debe ser así porque forma parte de esta etapa, pero los padres nunca dejan de ser el modelo a seguir y son a quien copian.

Un adulto que fue un adolescente estresado, pero que no tuvo ayuda y salió adelante como pudo, ¿tiene remedio?

Te diré que una de las cosas que más ilusión me hacen de este libro -que lo he hecho por ayudar y aportar mi granito de arena- es que me han dicho: «ojalá yo hubiera tenido un libro así cuando era joven». Remedio siempre hay. Y por eso lo puse también en la nota de la autora. La ansiedad es una condición tratable cien por cien, no es una condición crónica. El problema es que ocho de cada diez jóvenes no recibe la atención adecuada. Existe una terapia que es la terapia cognitivo conductual que funciona. Y por eso el título Ansiedad. A mí tambien me pasa para que sepas que hay una comunidad de personas a las que les pasa lo mismo que a ti.

Claro, si en casa no se percatan de lo que te ocurre y ellos no lo cuentan, no se puede tratar.

Sí, además he escrito el libro para adolescentes porque en la adolescencia la mente es flexible. Si ellos aprenden ahora a manejar situaciones dificiles en las relaciones sociales -que a un adulto a lo mejor le parece una tontería pero para ellos es la primera vez que lo están viviendo y es muy importante- o a lidiar con personas tóxicas, este aprendizaje les acompañará siempre. De hecho también hay un caso en el libro, el de Lucía que tiene una relación tóxica de pareja. Lo he puesto expresamente porque cada vez lo estamos viendo antes en el hospital con chicos y chicas de catorce y quince años que llegan con relaciones tóxicas. Entonces si aprendes a una edad tremprana a relacionarte de una manera saludable con los demás, a tener estrés académico pero sabiendo manejar la ansiedad, a tener una buena relación con los mayores y también adquieres una serie de hábitos saludables, estos hábitos te van a acompañar toda la vida. Luego cuando haya situaciones difíciles, que siempre las va a haber -igual que hay situaciones bonitas las habrá difíciles-, será mucho más fácil superarlas.

Tienes más proyectos como este, comentabas que quizás escribas un libro para adultos, ¿es aún demasiado pronto?

Es un poco pronto, pero al final como tantos padres me lo están pidiendo que me lo pensaré. Ojalá este libro de ahora sea bien recibido y lo lean. Mi miedo es que ni siquiera lo vean y no lo lean, porque cuando me dicen que los adolescentes no leen, no estoy de acuerdo. Leen online. Mi miedo es que con la sobre abundancia de información los adolescentes entren en Internet y busquen: «ansiedad» o «ataque de panico» y lean lo que pone ahí -que normalmente son experiencias personales pero que no están basadas en la evidencia- y más que ayudarles se asusten. Hay mucha información y es difícil filtrar lo que es válido de lo que no. Por eso espero que este libro les pueda ayudar.