Marc R. Bernabeu: «Este libro habla de la posibilidad de volver a empezar»


Marc R. Bernabeu nos habla de su primera novela, El último tren.

Empiezas a escribir bien cumplidos los 50 años. ¿Cómo surgió esa idea?

La idea ha surgido tan fácil como que hace más o menos unos veinte años que escribí el germen de este libro. Escribí un pequeño relato y una vez terminado lo guardé en un cajón, y hará cosa de un año y medio o dos años, haciendo limpieza me encuentro este texto; un manuscrito de 30 o 40 hojas que me gusta y me da por pensar en la idea de llevarlo hasta el final, de escribir un libro, solo por el único placer de escribirlo. De ese manuscrito original al resultado final hay un abismo, pero simplemente ha sido la idea de plasmar y dejar por escrito un libro. Nada más que eso.

Debutas con una novela negra. ¿Casualidad o fruto de tu dilatada experiencia como policía?

Hombre, yo supongo que a todos nos gusta más movernos por las zonas de confort, entonces, a la hora de escribir, uno de los mayores miedos es meter «garrafadas», anacronismos… por ejemplo ese concepto que yo uso en la novela negra de decir «estoy harto de ver como en las películas españolas policiacas me leen los derechos del detenido del sistema americano», un poquito de trabajo a la hora de realizar un escrito o una película, ¿no? Y precisamente por eso, porque quizás ahí me siento cómodo porque, sin dominarlo, sí que conozco muchos términos y conceptos, la idea era trabajar por ahí, novela policiaca

En El último tren, además de la trama principal propia del género, nos encontramos con algunos elementos oníricos y sobrenaturales. ¿Cómo se te ocurrió incluir tales elementos?

PortadaSí, en principio la idea era una novela policiaca, pero ese segundo elemento, y de alguna manera el título, es una alegoría, habla de las segundas oportunidades. O sea, este libro habla de muertes, violencia y crímenes, pero también habla de la posibilidad de volver a empezar. El protagonista en particular es un hombre que cree haberlo vivido todo, que cree que está ya en el crepúsculo de su vida, y de pronto la vida le da ese último tren, esa segunda oportunidad para ver nuevos mundos.

Si bien la crueldad de un asesino en serie es el motor que pone en marcha la narración, también encontramos subtramas más amables que giran en torno a la amistad, la lealtad o incluso el amor. ¿Es una metáfora de la vida misma, en el sentido de que los más bajos instintos conviven, aunque no siempre en buena armonía, con sentimientos nobles?

Sí. Yo creo que no existe ni la bondad absoluta ni la maldad absoluta, que todos somos una amalgama de grises donde surgen pecados y virtudes, y uno intenta que los personajes, si desea que parezcan mínimamente reales, tienen que disponer de todos esos elementos, toda esa gama de grises; tenemos que huir del vaquero de caballo blanco y gorro blanco con el malvado que lo persigue todo de negro, ¿no?

¿Una mala persona inteligente es más peligrosa que una que no lo es?

Depende de las circunstancias. Normalmente, la persona inteligente sabe lo que no tiene que hacer y puede resultar mucho menos dañina que la persona malvada que no es inteligente.

¿Qué proyectos literarios tienes en mente para el futuro?

Pues mira, si me hubieras preguntado hace un par de meses te hubiera dicho que ninguno. En aquel momento, cuando terminé de escribir la novela, lo había considerado proyecto único, pero ahora llevo unas semanas valorando la posibilidad de hacer una segunda parte. No lo sé, puede surgir. O sea, estoy trabajando en ideas porque me apetece; ha sido tan gratificante todo este proceso y todo el resultado que me apetece volver a intentarlo, una segunda parte relacionada con esta, del mismo libro.

¿Cuáles son tus metas o aspiraciones en esta nueva faceta de escritor?

Francamente, ninguna. Se inició por el simple placer de escribir, me ha cogido muy a contrapié que se haya leído por un número de personas que no imaginaba, que se me haya dicho en más de una ocasión que ha estado bien… Quizás haya sido eso lo que me ha motivado a empezar a pensar ¿oye, y escribir un segundo? Pero no hay un objetivo de dedicarme a esto de una manera un poquito más intensa. Seguirá siendo un hobby y un placer, simplemente.

¿Algo más que desees añadir?

Simplemente agradecer a la gente el interés. Dicen que el miedo de un escritor no es que no guste, sino más bien es que no te lean. O sea, el hecho de que me hayan leído y compartir algo que es muy tuyo.