Roser Amills: «Mi vocación es darle voz a gente que ha sido silenciada»

Con la colaboración de Jose Ramón Vera Torres

Nos acompaña hoy Roser Amills que ha presentado su última novela, Asja. Amor de dirección única, en la biblioteca de La Llagosta, y con la que pasamos una tarde muy divertida e interesante hablando de literatura.

¿Quién es Roser Amills?¿Siempre has querído ser escritora?

Sí. Desde pequeñita yo era la niña rarita que iba diciendo a mis padres, en el colegio, a los amiguitos: «cuando sea mayor quiero ser escritora». Y todos se reían. Lo tomaban como una rareza de niña. Con veinte años presenté, de una manera muy azarosa, un poemario que había escrito a un concurso y gané el premio. Parte del premio era que lo publicaban, y me sentí como si me hubieran ordenado caballero de la tabla redonda. Eso me dio mucha fuerza. Y me siento muy afortunada porque puedo decir desde hace muchos años que soy escritora. Sin vergüenza, sin miedo. Y animo a todo el mundo que escribe a que pierda ese miedo. Lo que hay que hacer es terminar el libro, eso lo primero. Después ofrecérselo al mundo y aguantar las críticas y los piropos, que no sé qué es lo que da más vergüenza. Y seguir practicando, seguir escribiendo porque cada libro será mejor que el anterior.

Escribes novela, poesía, haces periodismo ¿Con qué te quedas?

Empecé escribiendo poesía y la verdad es que me siento poeta en el fondo de mí. Siento que es lo que realmente me gusta. Pero he querido ir probando todos los géneros por que era una manera de ponerme un reto. Sabes que si algo te cuesta porque no lo has hecho nunca y te esfuerzas, la satisfacción si lo consigues es mayor. Por eso hay tanta variedad en mi obra. Por ejemplo, hace cinco años decidí que iba a escribir novelas. Y para cada una voy eligiendo el tema buscando algo diferente. Algo que que me cueste. Por ejemplo en la que estoy escribiendo ahora el protagonista será un hombre. En las otras que he escrito las protagonistas son mujeres. La de Errol Flynn no, que era un hombre, pero también había muchas mujeres. Y todo esto lo hago para esforzarme.

¿Qué referentes tienes?

Un montón. Tengo una parte dramática que hace que me gusten todos estos genios que lo pasaron muy mal, como Silvia Plath, la poeta. Todas las poetas rusas, que además para esta novela me sirvieron mucho. O gente que ha trabajado mucho, que combinaron el periodismo o cualquier otro trabajo con escribir para sobrevivir y para pagar el alquiler. Tengo mucha tendencia a identificarme con los currantes porque han tenido que sacar adelante a sus hijos… No como, por ejemplo, Borges que tenía la vida solucionada. Así cualquiera. Entonces me merecen más respeto los que se lo han tenido que trabajar.

¿Algún hábito o alguna manía a la hora de escribir?

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Fotografía: Andrés Hernández Rabal

Sí. Tengo muchas manias. La primera es que empeizo a escribir a las diez de la noche cuando se van a dormir mis hijos. Bueno el mayor ya vive solo. Y hay veces que, si estoy escribiendo una novela, escribo hasta la madrugada, e incluso empalmo con el día siguiente. Después duermo una siestita y a trabajar. Otra manía que tengo muy curiosa pero que para mí tiene mucho sentido, es que como vivo en Barcelona desde hace veintitrés años, me traje una bolsa de tierra de Mallorca. La tengo en una cajita, como las de arena para gatos. Cuando estoy escribiendo me gusta tener los pies descalzos ahí dentro y de alguna manera recordar de dónde vengo. Esto son «pájaras» de cada una, pero me da mucha fuerza. Me recuerda a esa niña que decia: «yo de mayor voy a ser escritora». Y cuando estoy agobiada con algún personaje o una novela que no sé cómo acabarla, me da mucho ánimo. Es como decir: «venga, tienes que currártelo. Has llegado hasta aquí y no puedes ahora tirar la toalla».

Háblanos de tu última novela, Asja. Amor de dirección única. ¿Por qué es interesante esta mujer?

Es una novela que tiene un recorrido muy largo en mi cabeza porque conocí a esta mujer cuando yo tenía veinte años. El padre de mi primer hijo era filósofo y tenía una biblioteca llena de libros de filosofía, y entre ellos estaba la obra de Walter Benjamin. Yo, claro, lo típico en la pareja que comentas lo que lees, le decia: «pero estas mujeres que salen… No sólo la de Walter Benjamin, también las otras, deben de ser mujeres interesantísimas». ¿Por qué se las ningunea? Tenía mucha curiosidad sobre ellas. Mi interés por ésta en concreto me empezó con veinte años, y después a lo largo del tiempo he ido guardando todo lo que encontraba sobre ella, hasta ahora que me he decidio a contarlo.

En La Bachillera ya hablabas de Leonor, que era un personaje real. ¿Son más interesantes los personajes reales que los ficticios ?

Totalmente. Me he dado cuenta y eso me lo han hecho notar amigos… Y es que a mí me gusta tanto hablar que creo que mi vocación es darle voz a gente que, por el motivo que sea, ha sido silenciada. Y si es un personaje real siento que además estoy haciendo un bien. Y a mí me emociona mucho esta mujer, Asja en concreto, que murió en el olvido. Es bonito pensar que alguien con talento pueda verse actualmente en esas circunstancias y un dia una persona pueda recuperar su memoria y dignificarla. Me lo tomo como una trabajadora social del mundo de la biografía.

Con todas tus perfomances te gusta escandalizar y provocar en el sentido más amplio de la palabra. ¿Te sientes la Madonna de las letras españolas?

¡Qué divertido! Me encanta. Quiero que esto lo publiqueis. Mira, cuando quieres decirle cosas al mundo… Hay una frase de Emily Dickinson: «estas son mis cartas al mundo que nunca me escribió». Cuando tu escribes quieres llamar la atención. Como cuando quieres llamar la atención de papá y mamá, pero en este caso es la atención de mundo. Creo que cuando realmente tienes algo que decir cualquier recurso es bueno. Y en mi caso cuadra perfectamente con mi personalidad. A mi me gusta hacer un poco como de animadora de hotel, que la gente se divierta, que saque lo mejor de sí. Y de esta manera he encontrado mucha facilidad parar hacer que se interesen primero por la parte divertida, por este personajillo que es como un duende; pero al final que también se interesen y se lean las historias. Porque el objetivo es ese.

¿Qué proyectos tienes? Ya has comentado que estás escribiendo una novela.

No puedo contar nada sobre ella porque yo misma me agobio. Porque me ha pasado alguna vez que he empezado una novela y después la cambio porque me saturo o se me complica mucho. Entonces ahora mi objetivo es terminar esta y luego os daré la primicia. Retomaremos esta conversación.