Isabel del Río: «Lo mío con las letras es algo orgánico»


Hoy tenemos una entrevista con la autora y blogera Isabel del Río, que también realiza talleres de escritura en la librería La Font de Mimir.

¿Siempre has sabido que querías escribir?

Lo mío con la literatura es vocacional; un amor tortuoso que me trae de cabeza y a veces desearía abandonar (risas).  Que quería escribir… No lo supe siempre. Empecé contando historias, inventando relatos y cuentos para mis amiguitos, antes de saber leer siquiera. Después, inicié mis aventuras con la poesía y el terror. Devoraba relatos góticos y teatro; me fascinaban Shakespeare y M. Shelley. Fue muchos años después, ya finalizando la universidad, cuando me atrevería a dar a leer aquello que escribía. Fui empujada a la publicación como lo fui a este mundo. Y como todo recién nacido, sentí el dolor y el deslumbramiento. Ahora es algo sin lo que no podría vivir. Ese feedback entre el lector y el autor es algo que alimenta más que una buena rebanada de pan (al menos el espíritu, claro).

¿Cuál es tu experiencia con las editoriales tradicionales?

30122959_10216025505489630_125265525_o (1)Bueno, he vivido de todo. Ya sea con editorial «tradicional» o con editorial «independiente», con grandes o pequeños, hay algo que el autor debe tener claro si decide meterse en la boca del lobo: tendrá que currar de lo lindo si quiere que sus historias lleguen a los lectores.  No sirve enviar la obra a una editorial, publicarla y dejar que el río del Tao siga su curso. Mi experiencia, no sólo como autora, sino como librera y trabajadora en el mundo editorial, es que hay demasiados títulos como para poder hacer algo así. Por lo que toca arremangarse y acercarse a los lectores para que sepan que existes y, así, que ellos mismos puedan juzgar si les interesa o no lo que escribes.

¿Cuantas obras tienes publicadas?

En narrativa son: La Casa del Torreón (cast. y cat.), La Casa del Torreón II, El despertar de las sombras, LoveFool, Casa de Títeres, La Vidente de la Luna Llena (cast. y cat.) y Las Bocas de la Montaña. El Señor del Viento. En ensayo: 100 Cosas que hacer en Barcelona al menos una vez en la vida (cast. y cat.) y Manual de Magia Moderna. Además de relatos y poemas en distintas antologías; algunas de Otros Mundos, editorial sin ánimo de lucro que dirigí en cuatro proyectos. Ahora mismo estoy concretando la publicación de dos obras más, una de ellas en narrativa y otra en poesía.

Aparte de escritora, eres correctora, bloguera… ¿qué faceta prefieres?

Como comentaba al principio, lo mío con las letras es algo orgánico, no recuerdo momento en que no estuviera rodeada de historias, ya fuera de forma oral o en tinta sobre papel (luego ya vendrían las pantallas).  Soy feliz entre libros, ya sea escribiendo, leyendo o recomendándolos en la librería. No puedo concebir una vida sin leer e inventar historias. No sabría elegir XD

Tienes un blog, La Odisea del Cuentista, ¿crees que las nuevas tecnologías son una verdadera ayuda para los autores?

Las redes sociales (y nuevas tecnologías) han puesto al alcance del mundo editorial y de los lectores todo un abanico de posibilidades que antes no podíamos ni imaginar. Ahora es muy sencillo publicar, puedes promocionar una obra sin necesidad de gastar grandes cantidades de dinero (aunque sí tiempo, no lo olvidemos), podemos llegar a públicos que están en la otra punta del planeta con un solo clic.  Pero esto también tiene sus desventajas. Como digo en los talleres de escritura que imparto, una cosa es escribir y otra saber llegar al lector. Todos somos escritores potenciales, tenemos historias que relatar y tenemos la capacidad para ello. Pero no nos engañemos, ser escritor no es sólo eso, es necesario tener el entrenamiento que conduce a ser capaz de mostrar al otro aquello que deseamos. Muchos olvidan la tarea más importante de la escritura: la reescritura. Y por ello, estas herramientas tan maravillosas ahora a nuestro alcance, a veces se convierten en una maldición, pues son muchos los que se aventuran a auto-publicar (y publicar) sin reescribir, sin revisar sus obras, sin que pasen por un corrector de ortotipografía y estilo, y así se hacen un flaco favor a ellos mismos y al futuro lector.

Háblanos del taller que organizáis en vuestra librería.

Organizo y realizo talleres tanto en la librería (La Font de Mimir, de Barcelona) como en centros cívicos, bibliotecas, centros educativos, etc. Me centro en la literatura, pero también busco fomentar la imaginación y el deseo lector a través de los juegos de mesa y otras herramientas creativas.  Mis talleres de escritura van desde el más sencillo, de creatividad, para jóvenes y adultos, como talleres sobre herramientas para el escritor, en el que profundizamos en las bases para la escritura y los trucos que se pueden utilizar para realzar el ritmo, motivar al lector a seguir leyendo o intensificar el misterio. También realizo talleres con más peques, como el que hacemos en la librería para los coles que nos visitan. Y hago sesiones privadas de coaching para autores que quieren encaminar y escribir sus obras.

¿Qué proyectos tienes para el futuro?

Soy un tanto hiperactiva y eso de quedarme quieta no va mucho conmigo, por lo que tengo bastantes cosas entre manos. Pero centrándome en mi trabajo como escritora, ahora mismo damos los últimos retoques a un ilustrado infantil (con el ilustrador Jun Matsuura), y también hablo con dos editoriales independientes para dos trabajos muy distintos.  El primero es un poemario con Camelot Ediciones, que verá la luz a finales de abril. Se trata de una selección de poemas y pensamientos del 2007 al 2017. Es un trabajo de años que me ha costado mucho dar a leer, porque es muy íntimo. El segundo es una novela de fantasy oscuro que publicará Apache Libros. Se trata de una novela para un target muy amplio, pues la protagonista y algunas problemáticas que se trata son muy juveniles –tales como el encuentro de la propia identidad, el bullying y la sexualidad–, pero también hay otros temas y personajes que son para un público adulto. Como sucede con otros de mis títulos, se da a más de una lectura.