Dr. Vicente Mera:«La dieta sin un ejercicio adecuado no funciona y viceversa»


Nos visita el Dr. Vicente Mera, uno de los médicos más prestigiosos a nivel mundial en materia de antienvejecimiento, para presentar su libro Jóvenes a cualquier edad, en el que recoge las claves para conseguir un envejecimiento saludable.

En su libro, Jóvenes a cualquier edad, expone el método para llegar a tener una vida larga y saludable, ¿a qué aspecto deberíamos prestar atención en primer lugar si queremos mejorar nuestra salud?

Son siete los pilares de la salud y no deberíamos olvidar ninguno de ellos. Además, todos están interrelacionados. La alimentación es probablemente el más importante, pero en intima relación con el ejercicio físico. La dieta sin un ejercicio adecuado no funciona y viceversa. En el centro de la salud, entendida no solo como la ausencia de enfermedad, sino como un estado de bienestar físico, psíquico y social, se entra una adecuada gestión del estrés. La calidad y cantidad del sueño proporciona al sistema, junto a un adecuado control de todas las hormonas, el equilibrio necesario para obtener energía y felicidad. Por último, debemos cuidar nuestra microbiota intestinal y nuestra capacidad depurativa para transformar la salud en algo sostenible.

¿Qué se debería evitar a toda costa si queremos retrasar el envejecimiento?

El sobrepeso, el sedentarismo, las toxinas y, por supuesto, una mala gestión de las emociones.

Prefiere llamarlo healthy ageing o envejecimiento saludable. en lugar de antiageing, ¿por qué?

PortadaLa medicina ha pasado por dos fases: la primera se limitaba a oponerse a los síntomas. Si el paciente desarrollaba un tumor, por ejemplo, se trataba de extirparlo. Mas adelante, se trataba de revertir el proceso antes de desarrollar el tumor, por medio de quimioterapia, por ejemplo. Ahora estamos en la versión 3.0. Esto es, debemos anticiparnos a que se produzcan las enfermedades. Aunque el envejecimiento no debe ser considerado una enfermedad, si lo es cuando el proceso se acelera, limitando nuestra longevidad o calidad de vida. De forma análoga, por tanto, ahora la estrategia es el envejecimiento saludable (Healthy-ageing), más que el anti-envejecimiento (Anti-ageing).

¿Cual es la mejor edad para empezar? O dicho de otra manera, ¿hay alguna edad en la que ya es demasiado tarde para hacer nada?

Cuanto antes empecemos, los resultados son mejores, más sostenibles y duraderos. El envejecimiento empieza a los 25 años y termina el día de la muerte. Así que nunca es tarde para hacer los deberes. Sin embargo, conviene recordar que la estrategia Healthy-ageing es como una carrera ciclista por etapas, que además tiene “metas volantes”. Es decir que, por ejemplo, quien es capaz de llegar en perfecta salud a los 65 años, casi seguro que no tendrá problemas hasta los 75. Pero el que llega mal a esa misma edad, la misma década podría dejar de ser un periodo relativamente saludable, para convertirse en un verdadero calvario de médicos, neurólogos, oncólogos, cirujanos y psiquiatras. Idéntico razonamiento podríamos aplicar a la siguiente década (de los 75 a los 85)

Después de los momentos más duros del Covid, ¿han notado una mayor preocupación del público por su salud general

Sin duda, durante el confinamiento sufrimos un cambio de paradigma sobre las cosas importantes y triviales de la vida. Así que muchas cosas cambiaron, unas para bien (nuestra visión de la importancia de la salud y lo vulnerables que podemos llegar a ser); y otras, para mal, como la alimentación. En cuanto al ejercicio, es extraordinario como la gente intenta mejorar su capacidad física después de la pandemia, mucho más que en el pasado. Aunque tuvimos un empobrecimiento de la vida social, tuvimos mucho más tiempo para disfrutar de nuestra familia más cercana, poniendo en alza el concepto de que cuando nos cuidamos no solo lo hacemos por nosotros, sino por amor a nuestros seres queridos también.

Somos una sociedad llena de estímulos lo que provoca que cada vez durmamos  menos, ¿hasta que punto nos afecta dormir poco?

Ya hemos comentado la importancia del sueño como pilar de la salud. Efectivamente, cada vez la oferta de cosas que podemos hacer es más variada y numerosa, pero el número de horas del día sigue siendo 24. Así que estamos restando progresivamente horas al sueño. Es responsabilidad de cada uno intentar dormir un número mínimo de horas (40 horas, idealmente 50, a la semana), todavía nos quedan otras 40 horas para trabajar y 88 para disfrutar de la vida. Pero hay personas que duermen un número adecuado de horas y no descansan, por distintos motivos, como el sobrepeso que produce dificultades con la respiración durante el sueño (apneas-hipopneas), consumo de sustancias excitantes, tales como el café, las bebidas de cola, los estupefacientes; pero también depresores como el alcohol y muchas drogas legales o ilegales. El equilibrio hormonal entre cortisol, melatonina, hormona de crecimiento y las hormonas sexuales es fundamental para mantener un sueño reparador de calidad. El impacto negativo sobre la salud en general y el sueño en particular de los dispositivos que generan ondas electromagnéticas esta en fase de estudio, pero todo apunta a que supone un factor disruptor más importante de lo imaginamos.

¿Están sus pacientes predispuestos a realizar un verdadero cambio de hábitos o en general prefieren soluciones rápidas (medicación, cirugía estética…)?

Los seres humanos nos caracterizamos por buscar soluciones rápidas, no importa si nos hacen tropezar dos veces en la misma piedra. Sin embargo, a medida que se divulga la información con hojas de ruta prácticas y razonadas, la gente corriente ya empieza a discernir que la forma más sostenible de protegernos del envejecimiento acelerado es desde el interior. En cualquier caso, las soluciones rápidas, aunque duran poco, puede ser transitoriamente útiles para trabajar la autoestima y la reafirmación de conductas más sostenibles en el tiempo.

En el libro explica algunos casos que se ha encontrado en su consulta, algunos bastante curiosos, ¿hay alguno que le haya sorprendido especialmente?

La medicina es una profesión que te sorprende cada día. Pero recuerdo especialmente el caso de una pareja (en la sexta década de la vida) cuyos dos años de diferencia se multiplicaron por 10 cuando calculamos la edad biológica por medio de la longitud de los telómeros. A pesar de su cercanía genética (eran familia lejana) y sociogeográfica, los estilos de vida completamente opuestos en lo que respecta a los pilares de la salud, multiplicó aquella diferencia por 10. Para mí fue la constatación de lo fácil que es perder oportunidades en la vida y lo fácil que es potenciar nuestra capital de salud.

¿Cada vez hay tratamientos más innovadores, ¿hasta donde cree que se podrá llegar?

En los comienzos de la medicina, simplemente nos hemos limitado a ocultar los síntomas internos y las marcas externas de envejecimiento. En la actualidad estamos trabajando con el enlentecimiento del proceso y sus secuelas por medio de suplementación. Estoy seguro de que más tarde o más temprano llegaremos al centro del problema, retrasando la aparición de la verdadera cuenta atrás. Hay muchas líneas de investigación abiertas en este sentido

¿Es la proteína GDF11 el futuro de los tratamientos?

Todos los tratamientos son un arma de doble filo. Por un lado, tenemos los beneficios que es lo que inicialmente más nos interesa. Las bondades de la proteína GDF11, son relativamente fáciles de estudiar porque es una proteína idéntica que compartimos los seres humanos con los ratones. Se ha demostrado que puede llegar a revertir el proceso de senescencia, aumentando el volumen y la fuerza muscular, entre otras propiedades. Es tal vez el principal inductor del rejuvenecimiento de los ratones seniles conectados con ratones jóvenes en circuitos sanguíneos (parabiosis). Sin embargo, todavía no disponemos de estudios que demuestran la ausencia de efectos indeseables potencialmente graves. La rapamicina, es otro agente prometedor debido a su capacidad de inhibir el en cuanto que es capaz de inhibir la producción de mTOR, la proteína que mantiene el equilibro inestable entre regeneración y muerte celular. Sin embargo su aparente gran toxicidad limita, de momento, en su aplicación en el terreno clínico del envejecimiento.